La mimada del Alfa romance Capítulo 29

Omnisciente

Mientras Camila, Carter y Valeria entran a la fiesta, Felipe el cual se encuentra en el balcón mirando todo con aburrimiento sintió un olor dulce que provocó que su garganta ardiera y que sus ojos se vuelvan de un rojo carmín al igual hizo que sus colmillos salgan con deseo de probar la sangre de la persona que emana tal fragancia.

No solo Felipe se sintió extraño, sino que el omega interno de Carter se colocó en modo defensivo porque sentía que algo estaba por suceder, no entendía que sucedía.

—Kan ¿Qué pasa?—Cuestiona Carter a su omega a través del enlace, no suelen mantener conversaciones durar.

—No lo sé, me siento extraño, —es lo único que responde antes de cerrar el enlace y dejar a Carter con ese extraño presentimiento.

Felipe con disimulo comenzó a buscar la fuente de ese maravilloso olor mientras que las demás personas lo miraban con un poco de asco al saber su procedencia, ya que un Vampiro está entre ellos es una ofensa, no muchos están de acuerdo con los tratados.

Aunque no exista enemistad entre lobos y vampiros muchos no se sienten cómodos estando cerca de uno, pero nadie se atreve a decirlo.

—Ya saben chicos no tomen mucho, —pide Camila a Carter y Valeria los cuales se miran.

—Claro, —responden al unísono cosa que provoca que Camila ponga sus ojos en blanco para soltar un suspiro mientras piensa que le tocara cargar con dos borrachos.

Aunque el destino no tenía eso preparado para Carter y Valeria esta noche.

(...)

Desde la sombra Felipe mira como el frágil cuerpo de Carter se mueve entre las personas acaloradas y medias borrachas que bailan en total de control en la pista de baile, cansado de ver como algunos hombres tocan y manosean a su antojo al omega se acerca y se coloca detrás de este tomando su cadera y mirando con sus ojos rojos a los demás hombre para que se enteren de que ese chico ahora le pertenece.

Estos respetando las reglas se alejan y dejan solo al omega el cual se restriega contra Felipe, maldice internamente.

Carter ya está pasado de copa y sigue moviendo su cadera al son de la música mientras que su cuerpo se relaja con la presencia de Felipe detrás de él. El vampiro baja su rostro al cuello del omega para inhalar con profundidad olor que proviene del omega, no puede evitar querer morderlo y luego follarlo hasta el escucharlo gritar que es suyo.

—¿Cómo algo tan pequeño puede oler tan bien? —cuestiona en el oído del omega provocando que una extraña corriente baje por la columna dorsal de este, Carter se gira entre los brazos fríos de Felipe para mirarlo directo a los ojos, verde contra gris se encuentran y se miran con lujuria.

El omega siente el olor que emana el vampiro, pero este no es un olor desagradable, sino uno muy agradable, pino que hace que el omega quiera restregarse contra el fornido chico.

—Lindos ojos, —susurra Carter sacándole una sonrisa al vampiro que solo quiere tener al omega en un lugar solitario para poder sentir su olor sin interrupciones de los demás—¿Bailamos?—Pregunta Carter.

Felipe asiente para tomar al omega por la cadera, se gira Carter para comenzar a restregar su cuerpo contra el vampiro, el alcohol ha sobrepasado sus límites de tolerancia y lo hace moverse de manera atrevida sin importarle nada.

El alfa se coloca el pantalón deportivo y sale de su habitación para ir a la cocina en donde se come una manzana y un pedazo de tarta acompañada de un vaso de leche. Abandona la casa por la puerta trasera, corre unos cuantos metros hasta estar en medio de un claro en el bosque.

—Bien Bruno, es hora… —anuncia para dejar que Bruno tome control de su cuerpo y lleve a cabo la transformación la cual duro más tiempo del requerido por los años que tuvo sin estar en su forma lobuna.

La transformación no solo duro mucho tiempo, sino que le provocó mucho dolor a Xander tanto que lo dejo agotado tirado en la maleza del claro

»Se sintió como mi primera transformación, —murmura mientras trata de levantar su gran cuerpo lobuno.

—Eso pasa por durar mucho tiempo sin dejarme salir, —le recuerda Bruno poniendo de su parte para poder levantar su cuerpo. Cuando logran levantarse caminan despacio hasta que ya pueden correr—Cacemos algo—añade después de corretear hasta llegar a la frontera de la manada.

—Cerca de aquí hay unos ciervos, —comenta Xander caminado al lugar de donde proviene el olor de aquellos animales.

Cuando están cerca de la manada de ciervo, se agachan y observan a su futura presa la cual es un macho grande y fuerte, ya que a la hora de la cacería le gusta cansar a los complicados y a los que ponen mucha resistencia en la persecución.

Xander está tan concentrado en su presa que no se ha dado cuenta de que él está en la mira de un cazador que lo observaba desde la copa de un árbol apuntándole con una flecha con punta de plata envenenada.

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