Camila Albora
Calor, calor y más calor, es lo que siento en este momento, trato de moverme para la parte fría de la cama, pero algo me lo impide y esa persona gruñe provocando que abra mis ojos.
Gimo de dolor al mover mi cuello y sentir un pequeño ardor en esa parte que lo conecta con mi hombro, con mucho cuidado me giro hasta quedar frente a frente con el culpable de mi calor y de mi malestar, Xander que duerme plácidamente con su rostro relajado y sin duda parece un hermoso angelito.
Todos los recuerdo de lo que paso anoche llegan de golpe, provocando que lleve una mano a mi cuello a ese lugar donde Xander me mordió. Duele y siento una pequeña palpitación allí.
—No lo toques, —escucho la voz ronca de este y observo como me mira con sus ojos dorados.
Aun no entiendo por qué lo tiene de esa manera.
—¿Por qué me marcaste?—Pregunto en un susurro mirando sus ojos, no me creo que allá echo eso.
—Eres mía Camila y no dejaré que nadie te aparte de mi lado, —gruñe mirándome con amor, recuerdo que anoche tenía fiebre y coloco mi palma en su frente sintiendo que su temperatura es normal, su rostro ya no tiene ese color pálido que tenía antes, frunzo el ceño.
—¿No sientes nada extraño?—Pregunto intentando separarme de él, pero me lo impide mientras que sus cejas se junta.
—No, nada, —responde y cuando estoy por hablar la puerta se abre, Xander gruñe para cubrirme con la colcha. —Parker, —se queja de malhumor.
—Oh, —escucho que sale de su boca, levanto la cabeza y lo miro. —Lamento interrumpir sus cosas, pero ¿Cómo sigues?—Pregunta.
—Estoy bien, no siento nada fuera de lo común, —responde.
—Llamaré al doctor, —anuncia saliendo de la habitación y dejándonos solos de nuevo. Observo a Xander que tiene su ceño fruncido mirando la puerta. Paso mi mano por su rostro y este se relaja.
—Creo que el lobito hoy amaneció gruñón, —comento y deja salir un bufido.
—No quiero que nadie más te vea vestida con mi ropa, —protesta llevando su mano a mis piernas para luego deslizarla despacio hasta colarla por la camisa que llevo colocada y la cual no tengo idea en que momento me he puesto.
—Ahora que lo recuerdo ¿Quién me cambió de ropa? —Pregunto recordando que anoche cuando pasó lo de la mordida yo tenía otra colocada.
—Me encargué de eso, —anuncia con una sonrisa, no puedo evitar poner los ojos en blanco.
—Pervertido, —susurro para luego escuchar su carcajada.
—Yo no era quien estaba tocando al otro mientras dormía, —esas palabras provocan que abra enorme mis ojos, ya que me sorprende que sepa lo que hice, me sonrojo recordando ese bochornoso momento.
De nuevo se acerca a mí hasta quedar parado frente a frente, me observa y no sé qué hacer.
»Denúdame, —pide, me pongo nerviosa, ya que es la primera vez que hago algo como esto. —No tengas miedo, mi luna, —añade tomando mis manos para llevarla al borde de su bóxer, inhalo profundo llenando mis pulmones del olor tan varonil que lleva Xander y de ese olor tan dulce que siempre me recuerdo que tiene y que se convirtió en mi favorito. Tomó valentía y con lentitud bajo su ropa interior hasta sus rodillas y de allí estos caen solo hasta el piso en donde Xander da dos pasos hacia atrás dejándome apreciar su desnudez, suspiro.
Observo por completo su cuerpo y es grande en todos los sentidos, fuertes brazos, piernas de la misma manera, un definido abdomen donde lleva una pequeña hilera de vellos debajo de su ombligo, el cual llega hasta su pubis donde se unen con los demás, no es excesivo el vello y lo hacen ver bastante sexi, no puedo dejar de mirar su miembro, el cual cae de manera elegante hacía un lado semierecto y recuerdo las palabras de Valeria "Si un alfa normal tiene la polla grande. Entonces imagínate un alfa rey"
Mi amiga tiene toda la razón, su miembro aunque esta semierecto es grande al igual que sus testículos, Xander es un hombre grande y como dije anteriormente, es en todos los sentidos de la palabra. Dejo de mirar esa parte de su cuerpo y miro sus ojos los cuales ya no tiene ningún rastro de azul celeste en ellos. Ahora estos son grises con algunas tonalidades en rojo.
»Mi hermosa luna, —ronronea con su voz roca acercándose a mí, coloca sus manos en mi cintura y luego la desliza hasta estar en el borde de mis bragas, me mira a los ojos mientras la hace, me sonrojo al quedar completamente desnuda delante de este espectacular hombre. —Preciosa, —susurra recorriendo mi cuerpo con su mirada, toma mi mano y me guía hasta el jacuzzi donde me ayuda a entrar y luego él entra colocándose detrás de mí, con toda la confianza del mundo recuesto mi espalda contra su pecho, suspiro sintiéndome relajada y depositando toda mi confianza en Xander.
Su mano izquierda se posa en mi abdomen que se contrae enseguida, coloco la mía sobre la suya y entrelazo nuestros dedos.
»Te amo princesa, —me dice sobre la piel de mi cuello dejando un casto beso en su marca, me eriza la piel totalmente y mi respiración se acelera solo con ese simple acto.
—Yo también te amo, lobito, —le correspondo girando mi rostro y dándole un beso en su mejilla sintiendo el picor de su barba, sonrió y llevo mi mano a esta—Me agrada como se siente, —añado siento su sonrisa crecer y luego deja un beso en la palma de mi mano.
Aunque yo desee estar con Xander de otra manera, no puedo negar que me agrada que estemos de esta forma y que él me haga perder la vergüenza de estar desnuda frente a suyo. Esto que hacemos es especial, no hay toques mal intencionado y caricias fuera de lugar, es un momento es mágico, único y sobre todo lleno de amor que nunca cambiaría por nada en este mundo.
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