La mimada del Alfa romance Capítulo 35

Xander Cohen

Levanto la mira y observo a mi luna la cual camina de un lado a otro como león enjaulado, cosa que me pone bastante nervioso porque cuando una mujer dice ‘‘Tenemos que hablar’’ es porque nada bueno puede salir de esa conversación y siempre el más perjudicado es el hombre.

—Vamos princesa solo dilo, —la animo a hablar tratando de no entrar en sus pensamientos, pero después de marcarla me es inevitable poder dejar de escucharlos y a un no sé si ella lee los míos.

—¿Me puedes explicar eso de que los hombres lobos entrando en celos?—Interroga a lo que relajo mis facciones, pero luego frunzo el ceño.

—¿Quién...? Mi madre, —murmuro soltando un suspiro, para luego pasar mi mano por mi rostro. —Toma asiento, —pido por qué sé que esta charla será larga y no tengo idea de que puedo decir, Camila se sienta y aclaro mi garganta antes de hablar—¿Qué quieres saber exactamente?—Pregunto mirándola directo a los ojos y evitando entrar a sus pensamientos.

—¿Por qué nunca me dijiste que era el celo?—Pregunta frunciendo el ceño.

—No vi apropiado decirle a una niña de seis años que cada cierto tiempo tengo ganas de tener sexo desenfrenado y que si llego a estar cerca de ella, su olor me volvería loco y podría terminar violándola o algo peor, —contesto, ya que mi primer momento de apareamiento fue cuando apenas era una chiquilla.

—Entiendo, —susurra sabiendo perfectamente que no estaría bien decirle algo como eso. —Entonces... ¿Eso quiere decir que cada cierto tiempo estuviste con alguien?—Pregunta y puedo sentir cada uno de sus sentimientos, celos, tristeza y enojo por no poder estar conmigo en ese tiempo que la necesitaba.

—No, —susurro mirando sus ojos. —Pero estuve una sola vez con alguien y jamás lo volví a intentar, fue hace muchos años en mi primer celo, estaba angustiado, no sabía qué hacer y eras una niña, por lo tanto decidí alejarme e ir con Angélica, paso lo que tenía que pasar, pero no forme un nudo con ella porque tanto Bruno como yo queremos que eso sea solo para ti, —soy sincero con ella. —Cuando paso eso tú estabas tan unida a mí que sentiste mi infidelidad y... Lo siento mi luna, —susurro agachando la cabeza por haberle fallado como mate.

Escucho como ella suspira y luego como a pasos lentos se acerca a mí, siento su mano posarse en mi cabello, levanto mi cabeza para conectar mis ojos con los de ella.

—No hay nada que perdonar, era una niña y tú solo me querías proteger, Valeria me ha dicho que el primer celo es fuerte y que si un hombre lobo no encuentra forma de apaciguarlo podría hasta quedar infértil, sé lo importante que para un alfa tener descendencia, —me dice y me sorprendo, Valeria en estos años se ha encargado de informar mucho a mi luna de este mundo, eso me hace agradecerle de manera infinita todo lo que ha hecho.

—Te amo princesa, —murmuro atrayendo su cuerpo hacia el mío hasta tenerla sentada en mi regazo.

—Yo también te amo lobito, —susurra acariciando mi nuca.

—¿Te gustaría salir conmigo esta noche?—Pregunto después de un rato en silencio.

Esta abre los ojos sorprendida y sonríe.

—¿Cómo una cita?—Pregunta y asiento. —Acepto, —responde, sonrío para luego dejar un casto beso sobre sus rosados labios que desde hace día sean vuelto, mi gran adicción.

Omnisciente

—¿Cómo que no encontraron el libro de reporte de misión?—Pregunta el superior cabreado porque todos sus planes se pueden ir a la mierda si alguien llegara a leer lo que está escrito allí.

—Señor, pero recuerde que solo un cazador puede leer el libro, —le recuerda su segundo al mando tratando de sacar de apuro a los cazadores encargados de buscarlo y buscar al cazador enviado a explorar los límites de frontera.

—Solo por eso sus cabezas siguen pegadas a sus cuerpos porque de lo contrario su sangre estuviera corriendo en mi alfombra—Les dice a los tres cazadores. —Ahora largo de mi vista, —suelta con desprecio y estos hacen una reverencia.

—¿Tomás crees que el cazador logro cumplir con su objetivo?—Pregunta Niko hermano del superior y segundo al mando.

—Maldita sea Niko, te he dicho que no me llames Tomás, —le dice serio caminando en círculo y pasando una mano por su cabeza raspada. —Y espero que haya dado en el blanco, era uno de los mejores cazadores, ya estamos escaso de personal desde que esos perros formaron alianza con todos las razas, sean hecho más fuerte, pero yo no descansaré hasta que la sangre del perro real este en mis manos por matar a mi mujer e hija, —añade mientras sus ojos centellan a un color miel bastante claro.

—Te estás consumiendo por el odio Máximo, Margare nunca habría querido algo como esto, —susurra Niko mirando a su hermano.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La mimada del Alfa