La mimada del Alfa romance Capítulo 36

Camila Albora

Xander se viste en la otra habitación por órdenes mía mientras me visto en la nuestra o más de mi propiedad que de él, ya que desde que se fue del país comencé a utilizar su aposento, ya que su olor estaba por todos lados.

Ahora me estoy preparando para ir a la cita que me propuso cuando fui a su oficina. Tomó un vestido largo azul celeste, sencillo de tiros, Xander me dijo que no utilizará nada elegante y por eso decidí ir con este, ya es sencillo. También me encargué de colocarme una lencería blanca por si llega suceder algo entre nosotros.

Estoy lista para hacer el amor con Xander desde hace mucho tiempo y el que no se está preparado es él y todavía es algo que no entiendo. Tengo días que me pregunto si será que no me encuentra atractiva o tal vez no soy lo que esperaba. Según Valeria las parejas destinada son la mitad del otro y para mi Xander es el hombre correcto, ya que es inteligente, guapo, trabajador, responsable y sobre todo es respetado por muchas personas.

Termino de rizar mi cabello y decido no colocarme maquillaje en mi rostro sino solo un poco de brillo labial y listo, me sonrió a mí misma a través del espejo. Tomó la cadena que llevo conmigo desde pequeña, me levanto del pequeño tocador y salgo de la habitación para comenzar mi caminata por el pasillo hasta llegar a las escaleras de caracol donde al final de esta se encuentra Xander, con una camisa manga corta y un jean ajustado, su cabello arreglado y me da una de esas hermosa sonrisa que dejarían a cualquier chica con la boca abierta. En el último escalón me ofrece su mano y yo la sujeto hasta estar parada delante de él.

—Hermosa mi pequeña princesa, —halaga provocando un sonrojo en mis mejillas el cual este toca con sus nudillos mientras sonríe.

—Gracias, —susurro mirando sus ojos azules—¿Me la colocas?—Interrogo alzando la cadena de oro blanco para que me la coloqué, Xander sonríe al verla y asiente, me giro y recojo mi cabello para que sea más fácil colocarla.

Puedo sentir el frío de la joya al chocar contra mi piel para luego sentir la respiración caliente de Xander que con mucha delicadeza deja un beso húmedo en mi nuca provocando que me erice, es satisfactorio.

—Amo tu olor combinado con el mío, —susurra en mi oído donde deja sus labios por un momento para luego separarse de mí, me giro y no puedo evitar mirarlos. Son bastante tentadores y me dan la necesidad de besarlo y volver aprobar el sabor de su boca.

—Alfa el coche está listo, —anuncia Carlos y daña por completo esa conexión que estaba estableciendo con Xander. —Luna, —saluda mirándome, le sonrió y mi querido lobito toma mi mano para pasar por el lado de este y así poder sacarme de la mansión hasta llegar al auto estacionado en el frente.

Abre la puerta del copiloto y entro, Xander cierra la cierra, me coloco el cinturón de seguridad y espero a que ingrese.

—¿Dónde vamos?—Pregunto cuando ya se está colocando el cinturón de seguridad.

—Es una sorpresa, —se limita decirme con una sonrisa en su rostro y no puedo evitar rodar mis ojos, me acomodo mejor en el asiento.

—Por favor dame una pista, —pido haciendo un puchero y mirándolo con ojos de cachorrito, pero no me mira y pone el auto en marcha.

—Nada de pista princesa, —murmura acelerando cuando abren las puertas de salida de la mansión.

—Chucho pulgoso, —le suelto por nuestro enlace y gruñe, sonrió de manera inocente y él solo niega con su rostro serio.

Odia que le diga chucho y a Bruno no le gusta que le diga pulgoso, ya que no tiene esos bichos en su pelaje.

—Sabes que no, nos gusta que nos digas así, —me responde a través del enlace.

No le respondo porque nunca dejaré de decirle de esa manera cuando me enoje, es raro también que no me pregunto de cómo logre comunicarme con él por nuestro enlace.

(...)

—¿El cine?—Pregunto mirando cuando se estaciona en el estacionamiento subterráneo.

—Si ¿No te gusta? Podemos ir a otro lugar si quieres, —se nota inseguro mientras me mira a los ojos buscando con esto alguna molestia, pero sabría si me incomoda solo por nuestra conexión.

Llegamos a la mansión y Xander se estaciona frente a la puerta de entrada para luego bajar del auto y como todo un caballero abrirme la puerta del copiloto.

—Gracias, —murmuro tomando su mano para salir del auto y uno de los de seguridad aparece, Xander le entrega la llave del coche.

A pasos lentos y tomados de la mano entramos a la mansión, subimos las escaleras de caracol para comenzar a caminar en silencio por el pasillo hasta llegar a nuestra habitación.

—Me gusta que duermas conmigo, —me dice cuando entramos a la habitación donde se quita su camisa dejando a la vista la parte superior de su cuerpo, suspiro mirando su marcado abdomen y su fuerte pecho el cual he tenido el privilegio de tocar y hasta babear mientras duermo, es un hombre hermoso sin duda alguna, pero debo corregir lo que dice.

—Error, ya que esta es mi habitación, —anuncio haciendo para que sepa que aposento ya no le pertenece. Aunque no hay nada de diferente en ella desde que se fue.

Solo el tocador y que la mitad de su closet es mío, Xander eleva sus cejas y cruza sus fuertes brazos sobre su pecho provocado que esto se vea más grande.

—¿Tu habitación?—Pregunta y asiento para sentarme en la orilla de la cama y empezar a sacarme las zapatillas de plataforma—No sabía que me cambié a otra, —añade.

—Pues ya estás enterado, —sonrió levantándome de la cama para bajar los tiros de mi vestido provocando que la mirada de Xander vaya ese lugar descubierto. Observo como su nuez de Adán se mueve al tragar saliva.

Saco los dos tiros del vestido y este con toda la elegancia del mundo cae a mis pies quedando solo en braga de lencería frente al lobo, creo que fue buena idea no colocarme sostén, ya que el vestido quedaba mejor sin ellos. Observo como sus ojos cambian de color y como deja caer sus brazos a su costado mientras que no deja de mirar mis senos.

—Iré a tomar un baño, —anuncia con voz ronca para entrar a este sin dejar que yo pueda decir alguna palabra. Sonrió porque este lobito no es inmune a mis encantos y sobre todo porque en esta historia no me siento como Caperucita.

Ahora yo soy la loba que atrapara a su oveja.

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