Ni tan Señora (COMPLETO) romance Capítulo 11

Charlie se acercó a ella con la correa de cuero en la mano… Zoé lo miraba muerta del pánico, nunca le había pegado pero al parecer eso iba a cambiar esa tarde. Y entonces, de la nada el hombre se abalanzo sobre ella violentamente para golpearla con fuerza.

—Noooooo… gritaba la castaña llorando e intentado quitarse de encima a ese energúmeno.

—¡Aprenderás hablarme como se debe perra!

La chica forcejeaba cuando notó que Charlie comenzaba aflojarse el pantalón, y aquello la llevo a comprender que no solo pensaba pegarle, sino que pretendía violarla.

Su corazón dio un respingo cuando se bajó los vaqueros dejando al descubierto su pito, la chica sintió asco y repulsión al ver su desnudez… por instinto cuando sintió las manos de él sobre la cremallera de sus pantalones, la castaña le propinó una patada en la cara tirando al suelo al agresor.

Sin pensarlo mucho, Zoé sale corriendo de la habitación con el corazón en la boca, sudando frío y con unas profundas ganas de vomitar que azotaban su estómago.

—¡Zoeeeeee! Maldita niña, ven acá.

Escucho decirle a Charlie cuando salía por la puerta corriendo por la calle, el sudor de su cuerpo era como si lloviera sobre ella. Temblaba del miedo... miedo de que la encontrará y logrará abusar de ella. Miedo de que nadie la defendiera. Estaba cansada de esa vida.

La castaña había corrido tanto, que no se había dado cuenta que había llegado al lugar donde trabajaba Maya. Sus pensamientos estaban en blanco, no tenía idea de que podía hacer. Solo se quedó allí de pie, ante el cristal que daba con la cafetería de su amiga.

Maya la había visto cuando servía unos cafés, y por la expresión de pánico y miedo en Zoé la morena salió corriendo ayudarla.

—¡Dios, Zoé! ¿Qué ocurrió? Estás tan blanca como el papel.

—Maya… le dijo entre lágrimas, para luego derrumbarse sobre ella.

—¡Oh, amiga!

Era comprensible que su mejor amiga fuera así con ella, era su vecina y se habían criado desde pequeñas. Prácticamente eran como hermanas.

Desde esa tarde, Zoé le pidió dinero a su amiga para poder irse. Y al final, la morena terminó por acompañarla en su aventura. Dejo su trabajo, y ambas se marcharon a Francia. Dónde no les había ido tan bien a ninguna de las dos. Y a raíz del viaje tan largo se gastaron los viáticos.

Terminando por caer a ser bailarinas de strippers…

—Solo te pido que tengas cuidado con ese hombre amiga. No quisiera que te lastimara.

—¡Tranquila! Además, no pienso enamorarme. Solo vamos a salir y ya.

—Bueno, yo solo quiero que te cuides.

—¡Lo haré! Le dice con una sonrisa boba en la cara. —Ahora vamos a trabajar, tú acosador te espera.

—¡Cállate! La empuja.

El local se encontraba abarrotado esa noche, había más gente que de costumbre. De inmediato Zoé pilla a Jean sentado en sus mesas… ¿Quién le habría dicho que esa zona era suya? Se preguntó fastidiada.

Resignada, suspiro encaminándose hasta ellos…

—Hola caballeros, ¿Que desean ordenar está noche?

—¡Hola Zoe! Me alegra verte. Le dice Jean con su habitual sonrisa.

— Me llamo Kira ¿Que vas a ordenar?

Éste frunce el ceño ante su respuesta, ¿Estaba enojada? ¿Porque? Se preguntó el rubio.

—Lo de siempre. Responde serio.

—¡Bien! Se da la vuelta.

—Creo que no has avanzado mucho, mi querido hermano.

—Ella es muy diferente a las otras, nunca había conocido a una stripper como ella. Le responde mirando a la chica alejarse.

—Debe ser por eso que te gusta mucho.

—¡Definitivamente! Sonríe. —Hacerla mía será todo un placer. Afina los ojos.

[...]

Al fin la noche había terminado, y con ello el trabajo de Zoé… recogía su bolso y empezó a buscar a su amiga.

—¿Dónde se ha metido?

Sale al bar, y solo estaban algunas chicas conversando que esperaban a que fueran por ellas. Se despidió y salió al exterior, encontrándose con Jean recostado de un coche. El francés estaba de brazos cruzados, parecía que la esperaba.

—¡Al fin sales!

—¿Que estás haciendo aquí?

—Te espero, que si no… ¿Porque estás enojada conmigo?

—¿Para qué estás esperando? ¿Qué quieres?

—Te llevaré a casa hermosa.

—No gracias, me iré con mi amiga. ¡Solas!

—Bueno, verás… ella me ha dejado dicho que te esperaba en casa.

—¡¿Que?! Se aproximó a él. —¿Se fue? ¿Pero con quién?

—Con Adrien, mi hermano. Sonríe acercándose a ella también. —¿Nos vamos?

Señala con la mano su coche, era un Mustang GT turbo color negro… Zoé pestañeó repetidas ocasiones, asombrada y enojada con Maya. La había dejado sola con ese sujeto que ni conocía, y de paso ella se había ido con un desconocido.

—¡No gracias! Puedo caminar hasta mi casa. Aunque no le aparecía hacerlo sola, se ajustó el bolso haciendo amago de irse. Pero una mano la detuvo.

—¡Oh, no! Claro que no…

De pronto unos fuertes brazos se cerraron sobre su abdomen. Jean la estaba arrastrando hacia el coche.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! Le grita.

—¡A mi casa! Responde con fastidió.

—Primero dame un beso.

—Claro que no, acaso crees que ando regalando besos por allí.

—¡Yo espero que no! Dice burlón. —Pero aún asi.

Jean se acercó a ella tan rápido que no le dio oportunidad de reaccionar. Ya estaba sobre sus labios, devorándoselos como un animal hambriento. Y aunque al principio Zoé se negó a responderle el beso, la joven terminó por corresponder al arrebato...

Unos minutos después, Zoé subía hasta su apartamento. Al cerrar la puerta se recuesta en ésta y suspira cerrando los ojos.

—¿Que me pasa? Susurra a la oscuridad de la habitación. —¿Porque me deje besar?

En eso las luces se encienden dándole un respingo a la castaña.

—¡Joder, Maya! Dice con una mano en el pecho.

—¿Y bien? ¿Cómo te fue?

—¡Traidora! Me has dejado sola con ese tío, y tú te has ido con el otro ¿Estás loca? Pueden ser unos violadores, o peor aún asesinos.

—Vamos, no pasó nada ¿O sí? Está alza una ceja.

—No pasó nada. Y no vuelvas hacer una cosa así.

—¿De qué te quejas? No hemos tenido que caminar, y además me he arriesgado a dejar la puerta sin seguro para que entraras a la hora que quisieras. Asumí que…

—Nada. Entre ese sujeto y yo nunca pasará nada. Él es millonario y yo, bueno él cree que soy una puta barata. Nada bueno saldrá de allí.

Zoé pasa a un lado de su amiga en dirección al cuarto.

—Nunca digas nunca.

—Pues conmigo no pasara. Nosotros somos distintos, el solo quiere acostarse conmigo. Y no se lo permitiré.

—Bueno. Responde su amiga tumbándose en la cama.

—¿Y qué hay de ese chico?

—¡Ahs! Un tío corriente, ligón. Como todos.

—¿Qué quieres decir?

—Nada. Creo que deberíamos dormir.

—Si. Responde su amiga pensativa.

Se quitó la ropa, colocándose un pijama y se tumbó al lado de su amiga. Solo había una cama, ni modo. La castaña cerró los ojos y lo último que pensó fue en ese beso.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ni tan Señora (COMPLETO)