Jean tomaba un trago de whisky en el despacho de su padre, estaba solo… quizás lo que buscaba era un poco de paz. Afuera todo era un caos, los amigos de su padre no paraban de llegar.
El no necesitaba ver a todo ese montón de viejos que solo querían felicitarlo por su matrimonio… (Su matrimonio) uno que no era para nada real. Bueno no al menos, hasta tenerla en su cama. Si no lo consumaban al final no sería legal.
Debía buscar las maneras de llevársela a la cama, solo hacía falta una sola noche con ella. Estaba completamente seguro que después de eso Zoé cedería a sus mandatos. Necesitaba buscar una buena estrategia de seducción, en la que ella caiga rendida a sus pies.
Podría sonar algo machista, pero ella se había vuelto algo obsesivo para el… a tal punto que la quería como su esposa con tal de tenerla solo para él. Quizás era enfermo, pero de cualquier forma le haría el amor a su esposa.
Justo a mitad de sus pensamientos, la puerta del despacho se abre… Adrien entraba atraviado con un traje para bodas.
-¿Escapando? Pregunta llegando a su lado.
-Solo quería un tiempo para mí, afuera hay mucho ruido.
-Bueno, me temo que tendrás que salir. Ya es casi la hora.
-¡Ya lo sé! Se bebe el último trago del vaso. -¿Ella esta lista?
-No lo sé, pero asumo que sí. No ha salido de la habitación en horas.
-¿Estás seguro que quieres hacer esto?
-Si. Respira con fuerza. –Lo hare, me casare con ella. Sonríe.
-Muy bien… sabes que estaré aquí por si me necesitas.
-Vamos a esa boda.
Zoe permanecía de pie en la entrada que conducía hacia donde la esperaba un montón de personas que ni conocía. La chica respiraba con rapidez, o era que el vestido estaba muy ajustado o era que de verdad no le llegaba aire a los pulmones.
Suspiro, resignaba bajo los escalones… la castaña arrastraba la larga cola de su vestido, camino por un pasillo corto que daba con el jardín. Antes de poder salir, la presencia de una figura femenina interrumpe sus acciones.
-Muy bonito vestido, ¿Quién lo eligió? ¿Jean? Pregunto con tono burlón.
-¡Si! Le dijo solo para molestarla.
-Ya veo… responde saliendo de entre las sombras con una copa en las manos. -¿Estas feliz?
- Mucho… y si me disculpas, tengo que asistir a una boda. Hizo amago de irse.
-Me acosté con él. La rubia suelta lo que hace que Zoé se detenga. – Cuando tú estabas en Texas, yo me lo folle aquí toda una noche. Y no he sido a la única que se ha follado querida, te casas con un playboy.
La castaña muerde sus labios, aunque ese comentario no debió de molestarle no fue así… la verdad es que algo le carcomía por dentro, mira que venir a enterarse el mismo día de su boda que tu futuro esposo se había cogido a una rubia resentida unas semanas antes no era bueno.
¡Maldita rubia pensó! Solo quería arruinarle el día, pero lo que ella no sabía era que su boda no era real. Así que no debía importarle si Jean se había follado a media Francia. Con tal de que ella no fuera una más de esa maldita lista.
-Gracias por la información. La tendré en cuanta.
-¿Aun así piensas casarte con él? Dijo molestia.
-Si. Yo lo amo, y el a mí.
Y con esas últimas palabras Zoé sale al exterior donde todo el mundo se pone en pie al notar su presencia. Ella observa exclusivamente al novio de pie en el altar, no parecía tan a gusto con la farsa. Bueno ella tampoco, y menos después de haberse enterado que se había follado a esa maldita rubia.
Por política, medio sonrió… sin importar lo que sabía o lo que sentía debía actuar ese día. Aparentar ser una prometida feliz.
Concéntrate Zoé, piensa que de esto obtendrás algo bueno… al menos vivirás bien se dijo la chica dando pasos hacia adelante.
[…]
La ceremonia había sido un éxito, ahora en esos momentos los novios se encontraban recibiendo abrazos y felicitaciones por parte de los invitados. Zoe había actuado lo mejor posible, y Jean no se quedo atrás.
El francés tenia sujeta a la novia por la cintura mientras todos se acercaban a ellos, hasta que Antonie llego a ellos.
-¡Muy bien! Me siento complacido chicos, y es por eso que les tengo una sorpresa. Les he organizado un viaje de luna de miel.
-Padre, eso no es necesario. Yo tengo trabajo que hacer, y Zoe comenzara a estudiar.
-Ni hablar, se irán de luna de miel. Espero con ansias mis nietos. Sonríe el viejo con malicia.
-Aún es muy pronto para eso.
-Nunca es muy pronto para nada. Responde serio. –Se irán esta noche.
Los novios se miran a la cara sin decirse nada… unos minutos después, cuando la música comenzó a sonar los novios hicieron su entrada para su primer baile.
Jean llevo a su esposa de la mano hasta el centro de la pista, envolvió la estrecha cintura de Zoé pegándola a su cuerpo. Este la miro a la cara frunciendo el ceño por la seriedad que tenía desde hace mucho rato.
El francés comenzó a danzar con ella, sintiendo curiosidad… así que no se aguantó y le pregunto.
Jean enciende el coche y arranca de prisas sin esperar por más comentarios de mal gusto de su padre.
Posteriormente, luego de un viaje de dos horas, los recién casados llegaron a una cabaña alejada de la ciudad… su padre lo había planeado todo muy bien, ya que estando allí nadie los molestaría.
El francés deja las maletas en la estancia, observando todo a su alrededor y notando que solo había una sola cama y que el sofá no parecía ser muy cómodo.
-Lamento decirte que no pienso dormir en ese sofá por estos tres días.
-No te preocupes, ya me lo imaginaba. Responde ella sacándose el abrigo.
-Aunque podríamos compartirla sin tener que pelear. Este le sonríe.
-Se vale soñar.
Zoe camina hasta el baño encerrándose en el… solo tenía ganas de dormir y no saber nada del mundo. Odiaba a su suegro, todo lo estaba haciendo adrede.
Unos minutos después la castaña sale del baño encontrándose con que Jean se había quedado dormido. Realmente sí que sorprendió, ya se estaba mentalizando con encontrar a un francés cachondo en busca de sexo. No sabía si sentirse dolida o aliviada.
La joven admiro el cuerpo de Jean, era todo musculo… por donde mirara había músculos. Solo llevaba el bóxer puesto, y aquel bulto que escondía entre sus piernas aun estando dormido parecía ser muy grande.
Trago saliva, porque tenía miedo… ¿y si caía en las redes de ese hombre? Si se dejaba seducir, si se rendía a sus caprichos y terminaba teniendo sexo con el… ¡maldición! Exclamo para sí misma, ya que sospechaba que aquello le iba a doler muchísimo.
Reprendió sus pensamientos pecaminosos, se había jurado no acostarse con él y pretendía cumplirlo. Acomodo su cuerpo en la cama rindiéndose en los brazos de Morfeo.
[…]
Un brazo pesado reposaba sobre su abdomen, mientras que una pierna se enredaba entre las suyas… Zoé se preguntó que estaba pasando. Al abrir los ojos sintió la presencia de Jean muy cerca de ella, bueno más bien estaba casi que encima de su cuerpo.
Intento empujarlo, pero el francés se resistía… se preguntó si estaría despierto o dormido. Intento ponerse en pie pero el fuerte brazo se lo impidió.
-Ya sé que estas despierto, necesito levantarme.
-Estamos de luna de miel, no necesitas levantarte tan temprano. Susurra contra su cuello provocándole escalofríos a la castaña.
-¡Por dios! Jean… déjame levantarme.
-Tan solo si me dejas hacerte sexo oral.
-¡¿Pero qué coño?!
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