No más palabras romance Capítulo 100

— ¿Te dijo alguien que no eres un mal bailarín? —susurra dando un sorbo a su copa de vino antes de dejarla en la bandeja de uno de los meseros que transitan.

—Me alegra no pisar tus pies.

—Tal vez solo deberíamos pedir que pongan algo de JT.

Dejo suspendido el canapé que llevaba a mi boca para observarla, tiene una amplia sonrisa y en sus ojos brillan de picardía. Río.

—Para ello primero tendrían que instalar un karaoke.

—Espero algún día volverte a ver haciendo tan esplendida interpretación de sexy back.

— ¿Qué recibiré yo a cambio, musa?

—Seré lo que tú quieras.

—Ya tú eres mucho más de lo que quería.

—Oh, por favor Paul, dame un descanso, estoy agotada de caer rendida por ti.

Deslizo mi brazo alrededor de su cintura para atraerla a mi cuerpo, no es que me importe que podamos ser fotografiados o que alguien hable de esta cercanía. No es que me importe mucho lo que otros opinen de mi relación con Elisabeth.

—No puedo darte un descanso—río—, solo estoy siendo yo mismo.

Bajo mi rostro muy dispuesto a besarla, me gusta la manera en la que sus largas pestañas bajan a medida que sus ojos se van cerrando y sus labios quedan medianamente abiertos esperando por mi beso.

— ¿Elisabeth?

Ella abre de inmediato sus ojos y ve detrás de mí, hay una pequeña sonrisa en sus labios mientras ladea su cabeza hacia un lado.

—Hola, Andrew.

—Sí, definitivamente reconocería a mi entrevistadora favorita.

Giro lo suficiente para estar frente al quinto miembro de FourFire que suponía no vendría. Él está sonriendo ampliamente a Elisabeth, luego repara en mi presencia y hay una mueca de confusión en su rostro levemente antes de sacudir su cabeza.

Conozco a Andrew Wood, principalmente porque conozco a todos los chicos FourFire al tener contrato con la editorial de la esposa de uno de ellos, no somos amigos cercanos, creo que lo resumo a algo como conocidos y francamente he tenido pequeñas y buenas conversaciones con Andrew, sobre todo porque parece propenso a tener preguntas profundas y ser bastante amigable. Así que trato de hacer un lado el hecho de que su boca estuvo en la de mi novia hace un tiempo.

—Hola, Paul—estrecha mi mano y luego se inclina besando la mejilla de Elisabeth. Nos ve de ida y vuelta, luego cubre su boca como si escondiera una sonrisa—. Estoy un poco sorprendido de esta ecuación.

—No somos una ecuación—señalo y eso lo hace sonreír otro poco más.

—Lo siento, no quise ofender ni nada—alza sus manos y ve a Elisabeth— ¿Por eso hace tanto tiempo en una entrevista dijiste que le pondrías a tu descendencia el nombre de Paul?

— ¿Recuerdas eso?

—Eres mi entrevistadora especial, claro que lo recuerdo.

— ¿Qué tan especial? —no puedo evitar cuestionar.

—Paul—Elisabeth abre los ojos hacia mí. Me encojo de hombros.

—Solo pregunto.

Él parece que piensa muy bien la respuesta y luego pasa una mano por su rostro, se ha de tener en cuenta que tiene unas ojeras enormes. Pero me sonríe divertido.

—No tuve opción, eso o enloquecer encerrado. Todos dijeron que necesito socializar ¿No? Ya veo que trajiste compañía, no sé si debería sorprenderme.

— ¿Estás cabreado conmigo, Andrew?

—Con la vida—responde encogiéndose de hombros y Dexter frunce el ceño—. Bueno, fue un placer hacer tratos contigo, Paul; y Elisabeth, ten una buena noche. Espero verlos de nuevo, ahora, iré a dar una vuelta...Por aquí.

Lo vemos irse y saludar a las personas a su paso, mi mirada se topa con los ojos grises de Abby, quien, no retira la vista y endurezco mi expresión antes de volver a ver a Elisabeth, ella ha notado todo ese intercambio de miradas y creo que quiere decirme algo.

—Esto es tan jodidamente raro—susurra Dexter pasando una mano por su cabello—, hay mierda que debe ser limpiada. Los veo luego, diviértanse.

Me giro para observar de nuevo a Elisabeth, llevo mis manos a sus caderas dispuesto a recuperar el beso perdido, pero ella me esquiva dejando una mano sobre mi pecho.

— ¿Qué sucede? ¿Verla te está afectando demasiado? No voy a enojarme, solo quiero saber si estar aquí con ella es demasiado para ti.

—Ella no tiene poder sobre mí, no me molesta estar en el mismo lugar que Abby. Me incomoda el que no me quite la mirada de encima y me vea como si yo le debiera algo.

—Creo que quizá se pregunta qué mierda pasó por su cabeza cuando dejó ir a la mente maestra de excelentes libros y quien ahora luce como un modelo de ropa interior —sonríe de forma ladeada y en sus ojos está ese toque de picardía mientras acerca su rostro al mío—. Me siento un poco mal de regocijarme ante el hecho de que la vida le está pateando hasta el alma mostrándole cómo siempre fuiste maravilloso y cómo la vida preparó para ti un futuro lleno de éxitos que te encargaste de alcanzar.

» ¿Sabes algo? Me siento orgullosa de que me presentes como tu novia, me siento orgullosa cuando veo tus libros en vitrinas de librerías o alguien habla del excelente escritor que eres. Y hoy me siento orgullosa porque enfrentas tu pasado como todo un campeón.

Veo hacia su boca y luego a sus ojos. No miento cuando la llamo mi musa, Elisabeth me inspira tanto que podría escribir mil páginas solo para ella.

—Yo me siento orgulloso de ser quien te llevará a tu casa y te quitará ese vestido para luego con mis manos, mi boca y otra parte de mi cuerpo a la que le tengo cariño, escribir sobre tu cuerpo, sobre tu piel.

— ¡Listo! Te lo ganaste, puedes tenerme cuándo, cómo y dónde sea—río ante sus palabras, se alza hasta presionar su boca sobre la mía y besarme.

Siento que alguien nos observa, no me importa.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras