Observo la espalda desnuda de Elisabeth mientras duerme. Bebo de mi café.
La noche de ayer no estuvo del todo arruinada, no por la manera en la que la ropa voló de mientras nos perdíamos en el cuerpo del otro. Sin embargo estoy un poco en estado de conmoción ante el hecho de un encuentro tan inesperado con el pasado.
Bebo otro poco de café y vuelvo mi atención a mi celular notando que Eddy y Alexander ya respondieron a nuestro grupo.
Ed: Quisiera creer que la mandaste a comer mierda, pero te conozco y fuiste este tipo maduro y sereno seguramente.
Alex: Lo cual está bien, es pasado superado, no hay que darle poder al pasado.
Ed: bueno, pero darle un poco de mierda tampoco está mal.
Alex: ¿Y eso en qué lo haría sentir mejor a él?
Ed: solo digo que nunca cae mal mandar a la gente despreciable a refundirse y comer toneladas de mierda.
Ed: Y no sé si lo haría feliz a él, pero a mí me haría reír a carcajadas y ya eso es mucho decir. Me parece razón suficiente para mandarla a comer una tonelada de mierda.
Paul: parece irreal. Francamente no lo esperaba...
Paul: No le estoy dando poder el pasado, solo fui golpeado fuertemente y sin advertencia.
Ed: no la mandaste a la mierda...Pero hiciste bien, Pau. Estoy orgulloso de ti. Eres fuerte.
Alex: Muy orgullosos de ti.
Alex: aunque quizá fuiste muy amable...
Ed: ¡El mundo se cae! Lo admites. Paul fue todo un caballero, lo cual está bien, pero...
Paul: ¿Pero?
Ed: Ella no merecía que siquiera posaras para sus fotitos. Sin embargo eres así y está bien. Estoy orgulloso de ti. Lo juro. Lo juro por mi anonimato.
Río porque Eddy comienza a enviar imágenes de aplausos y cualquier cosa que refleje cuán orgulloso está. Me siento muchísimo mejor. Termino mi café y dejo tanto la taza vacía como el celular en la mesita de noche.
Sonrío y camino hasta la cama. Arrastro la sabana que cubre tan hermoso cuerpo y encuentro la manera de que mis dedos acaricien aun cuando está dormida boca abajo. Ella hace pequeños gemidos mientras beso cada mejilla de su trasero y mis dedos comienzan a sentir humedad.
— ¿Paul? —dice su voz soñolienta pero necesitada tras unos minutos de mis toqueteos.
—Debería preocuparme que preguntes si soy yo mientras te dejas tocar, pero atribuiré eso a que estás despertando y entras en una nube sexual.
—Bastante justo—ríe, pero gime mientras alzo sus caderas. Elisabeth está totalmente lista para esto. Bajo mi bóxer y mi erección se topa con su trasero desnudo—. Muy despierto, Paul.
—Siempre listo ¿Puedes alzar un poco más, musa?
—Sí, puedo.
Y como siempre me da más de lo que pido cuando alza su culo y abre sus piernas para mí. Gimo y realmente no es difícil encontrar el lugar cálido y ansioso que espera por mí. Me hundo y nuestra mañana no puede empezar de una mejor forma mientras una vez más nos perdemos el uno en el otro.
Elisabeth ríe mientras me dice palabras al azar para llenar el crucigrama. Los dedos de sus pies acarician mi abdomen porque es donde su pies descansan, la veo por sobre el crucigrama y me sonríe antes de morder su labio e intentar bajar mucho más su pie, lo sostengo y sacudo mi cabeza, eso la hace reír una vez más. Es domingo y la razón por la que no está en casa de su papá se debe a que su hermano lo está; ella está dejando y confiando en que este fin de semana trate de ellos dos. Al menos el hermano lo está intentando, no es que yo confíe de inmediato en él, pero al menos debe dársele el derecho de la duda.
Iré a mi apartamento más tarde, por ahora estoy demasiado cómodo en el sofá riendo con Elisabeth luego de haber tomado una ducha juntos en la que primero nos ensuciamos para luego limpiarnos.
—Es muy estimulador verte lucir todo pensativo mientras intentas llenar el crucigrama.
—Y es bastante distractor cuando parece que tu pie quiere llegar más debajo de mi ombligo.
—Mi pie solo se ve tentado. Esa camisa y short de deporte de Harry te sienta bien, eres un poco más alto, pero si quieres, puedes solo desnudarte.
—Buen intento.
—Vivimos en un mundo paralelo en el que debo rogarte para quitarte la ropa y no al revés
No quiero que me importe quienes estuvieron antes, a mí me importa lo que sucede ahora que está conmigo. Si me dejara llevar por enloquecer por sus ex o lo que sea, estaría en este momento enloqueciendo cuando anoche me topé con Andrew y hoy con Cristian.
Me pongo de pie justo cuando se detiene frente a mí y estira su mano palmeando mi hombro, no borra su sonrisa.
—Felicidades, campeón. Te ganaste el corazón de oro envuelto en hielo. Y créeme, no todos pasan esa línea. Un gusto conocerte, he escuchado de ti.
—Igualmente—estrecho su mano.
Él se deja caer en el sofá y toma el crucigrama, lo ve rápidamente y señala unas casillas vacías.
—Morsas. Hasta donde sé es el animal mamífero en la quinta posición con órgano sexual más grande—me entrega el crucigrama—. Y justo las letras calzan en las casillas.
— ¿Cómo es que sabes eso?
—A veces solo escucho rumores de pasillos y retengo.
Me siento en el mismo sofá y siento a Elisabeth sentarse en el brazo del mismo, sus dedos van a mi cabello aun húmedo y le sonrío. Sorprendentemente «morsas» encaja en las casillas junto a las letras de otras respuestas.
»Te lo dije, aprendiste algo nuevo.
—Eso siempre es bueno.
— ¿Cómo estás? Ya sabes, después de todo...—le pregunta Elisabeth.
— ¿Después de que mataran a mi personaje? Admito que es decepcionante y un poco amargo de dirigir, pero no hice nada malo. Tal vez fui estúpido hace tiempo al hacerme tales fotos, eran privadas y salieron a la luz, pero honestamente no cometí ningún crimen atroz ¡Que me condenen por mostrar mi polla! —enarco mis cejas y ríe—. Tienes la primicia ¿La serie en donde estaba que se estrenó hace poco? Me mataron por mis fotos filtradas.
—Pensé que en esos casos se hacía control de daños utilizando la publicidad. Mi agente solía decir que ninguna publicidad es mala si la sabes utilizar.
—Tu agente tiene cerebro—afirma Elisabeth.
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