Eddy y Alex permanecen en silencio mientras todo lo que hago es observar con fijeza el rompecabezas de cinco mil piezas que estamos armando mi mesa de comedor. Alex realiza el suspiro más largo y alzo la vista hacia él.
—Esto es patético, míranos. Hombres veinteañeros armando un rompecabezas mientras toman un té helado de infusiones de rosas. Dispárame—Eddy finge tener un ataque y morir, ruedo mis ojos.
—No puedo ingerir alcohol, eso podría afectarme. Estoy en una etapa vulnerable en la que el licor podría solo desatar algo negativo en mí, Franco y yo lo hablamos.
— ¿Franco es el nombre de tu antiguo psicólogo? —cuestiona Alex logrando encajar una pieza. Asiento con la cabeza— ¿Y él está bien con que hables tan fríamente ante la idea de tener cualquier conducta negativa?
—No, pero vive con ello. Aceptémoslo, soy una bomba con un reloj contando los segundos para explotar. Estoy en arena movediza. Lucho ¡Maldita sea! Lucho con una ansiedad que quiere consumirme y pensamientos que quieren atraparme. Hay un nudo en mi pecho que quiere afligirme, un millón de razones esperando a ser liberadas para hacerme creer que no puedo, que solo debo dejarme arrastrar. Lucho cada segundo, Alex, y ser sincero me ayuda a no darme por vencido y controlar esa parte de mí que aún existe y no desaparece.
—Tiene que ser una mierda luchar contra ti mismo. Contra una parte de ti.
—Lo es, Ed, pero me digo que saldré de esto como lo hice en el pasado. Solo necesito trabajar en ello y tiempo.
— ¿Cuánto tiempo?
Alex lo golpea de manera no sutil y Eddy rueda sus ojos.
» ¿Qué? No estoy siendo insensible, solo quiero saber cuánto tiempo para calcular el tiempo que le tomará a un montón de hombres intentar atrapar a esa hermosa novia suya. Honestamente en mi tienes un voto a favor de confiemos en Elisabeth, he escuchado lo que muchos te han dicho, pero también he presenciado cómo son cuando están juntos; y Pau, casi quiero pintarlos y poner corazones cursis alrededor de ustedes. Amor, ahí hay amor y no creo que ella simplemente rompa una confianza que con tanto esfuerzo obtuvo. Ella debe tener su propia basura con la cual lidiar para solo revolver la tuya por gusto.
—No lo hubiese dicho de esa manera, pero honestamente, Pau, está vez tengo que estar de acuerdo con Ed. No creo que Elisabeth directamente te hiciera ese daño, no creo que ella deseara hacerte daño y reabrir tus heridas.
—Mi mamá está tan furiosa—intento encajar una pieza, pero no calza. Suspiro—. Entiendo de dónde viene su preocupación, entiendo su temor, pero ella está cortando mi aire y cuando la veo a los ojos, ahí identifico su miedo. Ella teme que haga mi tercer intento y ver esa falta de fe me hace sentir tan vulnerable y culpable, porque soy yo quien pone esa mirada en ella.
»Es muy jodido, porque entiendo de dónde viene su angustia, yo me encargué de sembrarla hace mucho, pero mientras lucho solo quisiera sentir que creen en mi fortaleza, no que estoy a poco de dejarme caer. Me duele que mamá piense que tiene que estar en cada respiro que tomo para asegurarse de que no sea el último. Me duele que ella se sienta insegura por mi culpa—consigo una pieza que sí encaja—. Siempre he tratado de ahogar la voz que me dice que el pasado no solo queda debajo de la alfombra, y ahora no puedo solo ignorarlo.
Eddy consigue hacerme reír, porque no hay manera en la que aun con cabello largo alguien pueda confundirlo con una mujer. No hay nada femenino en él. Es absurdo. Suspiro viendo las piezas del rompecabezas en el suelo.
—La amo y el amor me hace desear y querer creer en ella—susurro—. Soy un idiota, quizá, pero gran parte de mí cree en ella . Lo hago.
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Y ahí está mi teléfono una vez más, sonando mientras una llamada de Nicole intenta llegar hasta mí.
Lo observo en la mesa de la pequeña sala de reuniones en la que me encuentro, suena y vibra. No deseo hablar con Nicole de nuevo. Si bien todavía quisiera que fuéramos amigos, hablar con ella hace un par de días fue más que un poco frustrante. Fue como si hubiese decidido investirse de la novia agobiante que en su momento fue. Fue agotador, molesto e irritante.
Entonces ahora ella lo intenta. Lo intenta una y otra vez, y no tengo la paciencia ni las ganas para ello. En este momento no puedo lidiar con Nicole, más cuando parece que ha adquirido la idea equivocada de que tras lo que llama «una bastarda traición» por parte de Elisabeth, yo pienso de inmediato en retomar las cosas con ellas. Cuán equivocada está.
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