No más palabras romance Capítulo 37

—Hola Ágatha.

—Siempre un gusto verte— besa su mejilla—. Me gusta cuando vienes con Joseph.

— ¿Tanto me extrañan?

—Dexter no sabe cómo respirar sin ti aquí— bromea Ágatha antes de alejarse hacia Sabrina.

—Sabrina estaba molesta sobre Rayan siendo un imbécil asustándola.

—Rayan solo estaba en medio de una rara crisis paternal.

— ¿Así que hay algo nuevo que contarme sobre ti?

— ¿Qué te dijeron? — entrecierro mis ojos.

—A ver— finge pensar—. Harry me dio la información de visita nocturna del escritor de mierda. Sabrina me dio información de beso con escritor de mierda. Sí, creo que hay mucho con lo que ponerme al día.

»De hecho, solo vine en busca de esa información.

— ¿Qué?

—Mentira— se ríe—, también vine porque Joseph no me deja sola, ya sabes, así se ponen los hombres cuando van a ser papá.

— ¿Qué?

—Estoy embarazada— me da una gran sonrisa y pone sus manos sobre su muy plano estómago.

—Oh, Dios mío.

—Solo estoy bromeando— se ríe—. No estoy embarazada, no enloquezca.

Me gusta ver las reacciones de las personas. Es súper divertido.

—Creo que tú y yo tenemos un concepto muy distinto de diversión.

—Sabrina casi se desmaya y ¿Brody? Él estaba pensando en dónde comprarme la cuna. Pero no hay ningún bebé, no ahora y no pronto. Joseph y yo primero nos vamos a comer el mundo.

— ¡3 minutos! —grita Stephen.

— ¿El siempre será el reloj del programa, verdad?

—Eso me parece. Debo ir a mi lugar, hablamos al terminar.

—Sí, tienes mucho con lo que ponerme al día.

----

Supongo que cenar con Joseph, Andrea y Peter, hacer el programa, la crisis de Rayan y hablar con Cristian, hizo que mi mal humor desapareciera.

Podríamos decir que purifiqué mi estado de ánimo.

Me causa gracia que aun teniendo una cochera siempre estacionó el auto afuera, supongo que es más práctico para cuando tengo prisa, o que soy perezosa y estoy acostumbrada a dejarlo. Cuál sea el caso, no puedo hacer esa gracia está vez porque una camioneta espectacular está estropeando mi plan.

De mala gana y gruñendo debo abrir la cochera y guardar mi auto como si fuera un juguete. Bajo y cierro la puerta antes de dar pasos rápidos hacia la camioneta que invade mi espacio. Toco la ventanilla.

Golpeo mi pie enfundado en el zapato de tacón mientras espero que bajen la ventanilla, sé cuándo lo hace porque la calefacción me golpea.

—Oye, estás en mi lugar. Ocupa a quien sea que visites.

—Bueno, en ese caso, estoy en el lugar correcto.

Alzo la vista y gimo con pesar.

—Oh, no. No de nuevo Paul de Mierda Coleman.

— ¿Cómo me has llamado?

—Bueno, supongo que lo dije ¡Ups!

—En serio. Me gusta mi vida no dramática. El drama más grande que puedo tener son 2 amigos sin hablarse y un productor siendo un cerdo.

Bueno, y el año pasado un amigo yendo a la guerra.

—No leíste mi correo

—Ya te dije que no necesitaba tus disculpas.

—Supongo que le puse el asunto equivocado y que menos te interesaría leer.

—Ve a casa, Paul.

—No.

De nuevo tenemos una batalla de miradas ¡Él me desespera! En serio me siento muy frustrada, siento que quiero empujarlo y mandarlo lejos para que deje de revolver todo mi ser estando frente a mí.

—Yo no estoy para esto.

—Bien, si no vas a leer mi correo, yo te lo hago mucho más sencillo.

Saca su celular y presiono mi índice y pulgar sobre el tabique de mi nariz.

Cuando se pone insistente es realmente insistente.

—Paul...

—Señorita Cortés... o quizás debido a la naturaleza de mi correo solo debería llamarte Elisabeth— comienza a leer y odio que me atrape porque definitivamente me gusta su voz—. Esta vez te escribo por diversas razones. La primera razón es que quiero disculparme por lo ocurrido más temprano, no fueron mis actos y mis acciones, pero siento que contribuí a ello. Supongo que te preguntas de manera elocuente ¿Cómo lo hice?

—Bueno, sí que me lo pregunto—lo interrumpo. Parpadea y hace una mueca antes de proseguir su lectura.

—Contribuí desde el momento que estuve más enfocado en que mi personaje demostrará con acciones hacia el suyo lo que estaba sucediendo entre ellos y no con Nicole. Lo hice en el momento en el que pasaba más tiempo escribiendo sobre este romance que me retaste a escribir que con Nicole.

»Lo hice desde el momento en el que tal como lo expresó tu papá, no hice más que robar vistazos tuyos como si simplemente yo no pudiera evitarlo— hace otra mueca irónica— ¡Solo mírame! Estoy enviándote un correo donde te tuteo y mi redacción es informal. Como si simplemente me relajara para ser totalmente honesto.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras