No más palabras romance Capítulo 55

—No.

—Puedo quedarme entonces un poco más.

Libera mi mano y comienza a recoger los platos, se los quito porque es lo menos que puedo hacer luego de tan deliciosa cena. No me pesa lavar unos platos y tampoco me quita tiempo. Seco mis manos y me doy la vuelta.

—Platos limpios. Tú cocinaste, entonces mi deber era lavarlos.

— ¿Creciste así?

—No, mis hermanos siempre buscaban excusas y a veces mamá simplemente lo hacía sin dejarme.

—Hacía...

—Mi mamá murió en un accidente hace unos años.

—Lo siento.

—También yo, pero he aprendido a vivir con ello y tengo a papá.

Caminamos hasta su sala y me dejo caer en el sofá, se sienta a mi lado dándome toda su atención.

— ¿Por qué decidiste estar en el programa?

—Siempre fui extrovertida y de alguna manera siempre quise involucrarme en este mundo, sabía que quería estudiar comunicación social, además quería ayudar en casa y comenzar a construir mi camino. Antes había ido a audiciones para comerciales o publicidades y conseguí algunas, mamá desde pequeña cuando le dije que quería salir en televisión, me llevaba a muchas audiciones.

»Hasta Notitardes24 solo había hecho cosas pequeñas, pero siempre supe que quería esto con sus pros y contras.

—Estabas decidida.

— ¿Y tú? ¿Siempre quisiste ser escritor?

— ¿Trata la señorita de entrevistarme?

—No, soy Elisabeth queriendo saber más de ti— me acerco más, me tomo la confianza de sacarme los zapatos de tacón para arrodillarme en su sofá, frente a él—. Si fuera la señorita, sería directa, pero risueña. Me quedaría con una mirada inocente o coqueta, pero sin ser agresiva. Sería una chica buena, con sonrisas y risas para las respuestas que puedan resultar con doble sentido y me dejaría perder el control para que te sintieras más cómodo con mis preguntas.

—Lo contrario a Elisabeth ¿Realmente tienes un alter ego, no?

—Eso parece. Entonces ¿Vas a responderme?

—Bien. No puedo decirte que nací con ganas de escribir y todo eso.

Cuando era niño soñaba con ser doctor y lo hice incluso en esa etapa horrible de la pubertad.

—Creo que todos odiamos la etapa de la pubertad.

—Paul... ¿Mucho?

—Esto se siente como muy poco.

Tomo el dobladillo de su camisa y me observa sorprendido, pero finalmente él mismo toma el dobladillo y se saca la camisa. De inmediato lamo mis labios.

No puedo mentir diciendo que no he visto torsos de muerte, después de todo mis compañeros de trabajo cubren muy bien esa área, y he salido con varios hombres que estaban muy bien en esa área, sobre todo Cristian. Pero eso no evita que quiera lamer el buen torso de Paul.

No es muy musculoso, de hecho su torso es delgado, pero ahí están las mascas de unas tabletas que se pueden morder y el contorno de unos oblicuos para lamer. Casi parece mentira que hace poco me haya confesado que fue un niño y adolescente obeso. Su pecho apenas tiene una capa de vello castaño, ni siquiera se nota mucho. Y sus hombros están muy bien, quizás el único lugar donde quedó la evidencia de algún pasado sobrepeso son apenas un par líneas más claras de estrías, es en la parte alta y cara interna de su brazo.

Estiro mi mano acariciando su abdomen que se tensa bajo mi caricia y luego subo. Presiono mi pulgar de su pezón plano y se estremece. Llevo mis dedos a la cara interna de su brazo, en las delgadas tres líneas claras, le sonrío.

—Eres muy caliente, Paul. Me gusta todo lo que estoy viendo.

—Espero también poder ver.

Río ante su indirecta, me encojo de hombros y saco el dobladillo de mi short de talle alto. No me avergüenza la desnudez de mi cuerpo, he estado posando en ropa interior antes por largas horas y siempre he sabido que si yo no amo mi cuerpo, entonces sin importar cuántos halagos otros me den, yo no voy a aceptarlo.

Pero incluso amando mi cuerpo y aceptándolo, admito que hay algo excitante y nervioso sobre mostrarte desnudo por primera vez ante alguien con quien estás llevando las cosas más allá de la amistad, y esta no es la excepción. Pero saco la camisa sin culpa alguna.

—Hoy hay encaje.

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