No más palabras romance Capítulo 84

Su barba acaricia mi mejilla mientras una de sus manos asciende por mi abdomen hacia uno de mis pechos; suspiro de placer cuando su dedo juega con mi pezón y su boca encuentra la mía. Nos besamos y sus manos recorren mi cuerpo, dándole especial atención a mis pechos, poniéndolos sensibles y deseosos de más. Sus labios descienden para suplantar sus manos y cuando uno de mis pezones es capturado en su boca caliente, me es inevitable no cerrar mis ojos mientras el agua continúa cayendo.

De alguna manera Paul es quien siempre termina enloqueciéndome.

Está vez quiero ser yo quien lo enloquezca. Así que con toda mi fuerza de voluntad tomo su cabello en mis manos e intento alejarlo de mi pecho, pero gimo fuerte cuando chupa con más fuerza ¡Esto es muy bueno! Alza la vista y muerde. Tiro de su cabello de nuevo.

—Muy...Bueno, pero...Te necesito arriba—logro decir con una voz bastante alterada por la lujuria.

Succiona una última vez y se incorpora, alrededor de mi pecho queda rojizo por su barba. Enarca una ceja hacia mí y mantiene una mano sobre uno de mis pechos acariciando con el pulgar la cima muy fruncida debido a toda la atención que su boca le ha dado.

— ¿Y bien? ¿A qué debo la interrupción?

No respondo, en su lugar recargo su espalda de la pared y lo beso. Siento el rocío de agua venir desde diferentes direcciones, me gusta su ducha.

Mordisqueo su labio inferior para luego abrirme paso entre mordiscos, besos y succiones por su barbilla, paso por su cuello y gime cuando muerdo con algo de fuerza. Mis uñas rasguñan su abdomen y mis besos bajan más.

Capturo su pezón plano y lo lamo antes de bajar.

Y lo confieso: disfruto de lamer su abdomen y besarlo, disfruto de sentir las protuberancias leves, pero perceptibles, de sus tabletas. Cuando llego debajo de su ombligo y comienzo a arrodillarme, comprende mis intenciones y me observa con los ojos a medio cerrar. Paul en este momento es la viva imagen de alguien a punto de perderse en mucha pasión y sexo.

Llevo mi mano a su miembro y le sonrío mordiendo mi labio inferior. Él lleva la mano a una de las llaves de la ducha y presiona. El agua deja de caer, está vez yo soy quien enarca una de sus cejas.

—Cuidemos al planeta—sonríe con picardía.

—Eso o quieres verlo todo sin ninguna capa de agua empañándote la vista.

—Ese también podría ser un buen punto para justificarme.

Aprieto mi agarre y gime, sonrío encantada porque me gusta tener dominio justo en este momento. He dado sexo oral diversas veces en mi vida y a varios hombres. Cada experiencia fue diferente a otra, cada persona es distinta. Con unos fue bueno y entretenido, con otros solo me detuve y busqué otras maneras de jugar. Pero estoy muy segura que con Paul esto será todo un disfrute porque lo deseo de todas las maneras posibles.

Observo mi mano cubrirlo sin querer despegar la vista cuando mi mano sube y baja, y luego lo observo a él cuando bajo mi cabeza y comienzo a darle placer con mi boca. Paul gime, se queja y masculla palabras bastantes elocuentes mientras sus manos se enredan en mi cabello húmedo en búsqueda de que le dé mucho más. Puedo darle más.

Me propongo volverlo loco y por los sonidos, los empujes de sus caderas, lo tenso que está y sus manos en mi cabello, intuyo que lo estoy logrando.

Todo esto me enciende mucho, mientras él me observa y cuando mi mano libre baja por mi vientre llegando mucho más abajo en busca de aplacar mis propias ansias, Paul maldice y solo un poco después tiembla mientras consigue un orgasmo.

Bueno, Paul al parecer no fue un amable hombre de darme la señal de alejarme, supongo que estaba lo suficiente perdido, por lo que trago, no es que ame hacerlo, pero es tragarlo o mi rostro. Y no gracias, no quiero una limpieza de cutis a base de semen. También consigo mi orgasmo y él me da una sonrisa lenta antes de ayudarme a poner de pie.

Retira mechones húmedos de mi rostro, no estoy segura si están húmedos por la ducha o sudor, y con su pulgar acaricia mi labio inferior. Muerdo su dedo y sacude la cabeza mientras cierra los ojos, luego recarga su frente de la mía.

— ¿Cómo en la vida conseguí tener una novia cómo tú? —susurra.

—No te haces de rogar.

Su mano acaricia mi columna vertebral y mi piel se eriza mientras me estremezco bajo la caricia. Deja un beso sobre mi hombro y luego muerde.

—No necesito mentirme cuando sé lo que quiero.

— ¿Y me quieres a mí?

—Solo a ti, musa.

----

— ¿Me prestas tu teléfono, Sabri?

—Claro, cariño.

Sabrina le entrega su celular de forma distraída a Summer mientras comienza a delinear sus párpados, yo estoy demasiado distraída enviándome mensajes con Cristian. Estoy muy molesta en su nombre, han decidido que a final de la temporada, de su serie, su personaje morirá porque las fotos han enojado a los productores.

Son unos ineptos que no saben hacer de un escándalo una buena publicidad, le aseguro a Cristian que conseguirá mejores trabajos y que mientras tanto permita que sus fanáticas sigan alabando su equipamiento.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras