¡Papá compró una humana! romance Capítulo 15

-Así que trajiste amigas, Bianca. – Dije con voz calmada hacia la que parecía la líder del grupo. – Supongo que ya que tú sola no pudiste contra mí, viniste para atacar con algunos respaldos.

No sé quién estaba más sorprendida con mi declaración. Quizá deba adelantar mi visita a la clínica, definitivamente algo no estaba bien con mi cabeza. ¿Por qué m****a la estaba provocando?

- Por supuesto que no he venido sola, humana. – Dijo con desprecio. – Hemos venido a retarte a un duelo grupal.

Mis cejas se elevaron.

-¿Y eso qué m****a quiere decir?

-Que vas a morir sola si en los próximos cinco minutos nadie se ofrece para pelear a tu lado. – Dijo con una carcajada cruel.

Su grupo también comenzó a reír.

No me preocupaba luchar sola hasta que llegara Edson y me las quitara de encima, me preocupaba llegar a hacerles un daño real y que después ese pequeño hecho me pusiera en la calle otra vez. Necesitaba el trabajo y estaba segura de que con mis habilidades de limpieza no llegaría muy lejos en el mundo humano.

Barajeé mis opciones y, desgraciadamente, no tenía tantas como me gustarían. Pelearía si o si y mi jodido futuro sería echado a la suerte… justo como ha sido desde que me secuestraron.

-Por lo que estoy escuchando, ya has hecho amigos Rose. – Dijo una voz a mi izquierda y casi me caigo del susto.

-¡Señor Fred! ¿Qué m****a hace aquí? ¿Está bien? – Pregunté mirándolo de pies a cabeza.

-Esa es una historia para después, por el momento solo quisiera que me dijeras a cuántos lobos tenemos que masacrar en “los próximos cinco minutos”. – Dijo burlonamente imitando la voz chillona de la loba.

-No creo que sea buena idea “masacrar”. – Murmuré ante el bufido molesto de Bianca. – Estas lobas solo están molestas conmigo porque me he quedado una noche en la casa de su Beta.

El señor Fred frunció el ceño antes de gruñir molesto.

-¿Me estoy metiendo en una pelea de lobas? Entonces puedes con ellas tu sola. – Dijo caminando para alejarse y luego se sentó sobre el pasto. – Termina rápido, tengo hambre.

-Uh… ¿Está en problemas y necesita esconderse o no importa si alguien lo ve y lo reconoce? – Pregunté cuidadosamente.

Yo no sabía si el señor Fred era buscado por Bastian pensando en su seguridad o por algún otro motivo y, ya que el lobo mayor era una especie de amigo, no lo pondría en peligro de exponer su ubicación. De ser necesario, lo conduciría hasta la casa de Edson y lo escondería debajo de mi cama mientras noqueaba a las lobas molestas.

-No te preocupes por mí. -Dijo con un ademán de la mano.- Solo acaba rápido y aliméntame.

-Si señor. – Murmuré ya sosteniendo mi bastón para comenzar la pelea.

-Ah no, humana. – Dijo la loba mirándome con asco. – No tienes permitido usar armas.

-¿Eso quiere decir que lucharán como humanas? – Pregunté curiosamente. – Si no es así, sus garras contra mis puños suenan un poco a desventaja para mí.

Las otras lobas comenzaron a gritar que podía utilizar lo que sea porque ellas me iban a desgarrar, mi sangre iba a salpicar por todo el bosque y… vaya, tenían una buena imaginación.

Me pregunté vagamente cómo harían para “incrustar mi pedazo de madera por donde no me daba el sol”. Encantador.

-Aunque suene muy creativo el despellejarme y utilizar mi piel como bufanda, tengo curiosidad por saber si ya se terminaron mis cinco minutos. – Dije interrumpiendo los desvaríos de las lobas. – Tengo gente que alimentar.

Sabía gracias a las explicativas clases en las que me colé esta mañana, que los duelos entre lobas eran un asunto serio. Todavía hasta ayer creía que Bianca solo estaba molesta por las tonterías que había dicho Edson, pero no, al parecer es alguna cosa territorial que no pueden controlar. Algo sobre la hembra demostrando que sería la mejor opción para proteger a su descendencia, pero para mí esto solo era la forma más fácil de eliminar a la competencia bajo una estúpida excusa.

Así que por lo que a mí respecta, todo esto era innecesario porque no me interesaba competir por el “honor” de quedarme con Edson. La situación solo comenzaba a irritarme.

Las lobas gruñeron molestas en mi dirección y Bianca anunció que entonces era tiempo de la acción.

Todas se transformaron y comenzaron a cargar contra mí. Ciertamente no era nada nuevo que yo me enfrentara a animales molestos; el señor Fred me había estado arrastrando a cada nueva incursión en el que lobos de otras manadas atacaban el territorio de Bastian. Me daba un par de instrucciones y luego se apartaba dejándome a mí para que me hiciera cargo de algunos cuantos peludos.

“Entrenamiento práctico”, como le gustaba llamarlo. Nunca había necesitado más que unos cuantos ungüentos para heridas poco profundas después de cada enfrentamiento con lobos que sabían luchar.

¿Estas lobas? Eran todo furia y nada de estrategia.

Previsiblemente, la primera fue por mi cuello mientras que otras dos fueron por mis piernas. Detuve a las dos lobas con un barrido fuerte de mi palo y me moví hacia mi izquierda para esquivar a la otra; en un parpadeo otras tres ocuparon el lugar de las anteriores con la misma jodida estrategia.

Sentí una ligera curiosidad por saber si a las lobas las entrenaban también como guardias y esta dirección de combate era premeditado o si era solo el instinto lo que las motivaba a seguir esta formación.

Hice exactamente lo mismo con el segundo grupo mientras el grupo anterior se reagrupaba con el resto de las lobas y me rodeaban. Suponía que ahora se turnarían para atacarme.

Después de diez minutos de esquivar y alejar los colmillos de mi cuello de todas las lobas, estaba lista para noquearlas y terminar con esta tontería; desgraciadamente, mi empleador aun no llegaba y solo estaba haciendo tiempo.

No quedaba tan lejos la oficina de Edson así que una de dos:

Uno, el tipo estaba realmente ocupado.

Dos, el tipo se estaba tomando su dulce tiempo solo para fastidiarme y evadir su responsabilidad de quitarme de encima los problemas que ÉL había causado.

Algo me decía que era la segunda, así que le daría dos minutos más antes de que me pusiera seria y noqueara perras.

Tristemente las lobas en cuestión ya se habían enojado también y algunas comenzaron a transformarse en humanas para tratar de tomar mi cabello o quitarme mi bastón mientras las que seguían como lobas me atacaban intermitentemente.

-¡Jodida humana!. -Dijo una de ellas cuando golpeé su nariz para alejarla de mi cabello. Secretamente esperaba que se la hubiera roto.

-¡Alto, Rose! – Gritó por fin el lobo al que estaba esperando. - ¡Deten la pelea!

-¡Díselo a las lobas de tu manada! – Grité a cambio sin voltear a verlo. - ¡Las perras no saben reconocer cuando hay una hembra superior!

Reí fuertemente cuando las lobas humanas comenzaron a maldecirme y las lobas a gruñir. Fue la expresión incrédula en el rostro del señor Fred lo que me hizo darme cuenta de que había vuelto a abrir mi boca para bailar con el peligro. ¿Qué m****a me pasaba?

Necesitaba un jodido doctor.

Entonces se escuchó un largo y amenazante aullido que congeló a las lobas.

Miré sobre mi hombro para ver a Edson inclinando la cabeza hacia un lobo gris enorme que llegaba junto a un muy saludable séquito de lobos. El lobo gris se transformó y un muy desnudo Alfa de esta manada enseñó los dientes en nuestra dirección.

Todas las lobas presentes descubrieron el cuello, yo solamente bajé mi bastón a una postura más natural, como si no lo hubiera estado balanceando para golpear a las perras.

Casual, Rose, muy casual.

-¿Qué m****a creen que están haciendo, lobas? – Preguntó con voz enojada.

-Alfa. – Dijo Bianca utilizando un tono dulce cuando las otras ocho lobas retrocedieron un paso. – Solamente estábamos retando a un duelo a la humana.

- Un duelo… - Dijo apretando los dientes mientras se cruzaba de brazos. - ¿Por qué motivo?

-Porque el Beta Edson me ofreció amablemente una habitación en su hogar mientras se hacen los arreglos necesarios para que viva en el Edificio comunal de los humanos. – Dije antes de que ella hablara.

Me disparó una mirada mordaz y estaba segura de que estaba a dos segundos de ir por mi cuello, pero su Alfa intervino.

-¿Es eso cierto, Bianca?

-Eso es… parcialmente correcto, Alfa. – Dijo ella agachando la cabeza. – En realidad, ayer la humana me insultó y…

-Si me permite, Alfa. – Dijo Edson adelantándose. – La humana se encontraba en mi casa cuando llegó Bianca a decir cosas desagradables. La humana solo… se defendió.

-Sé que hubo una confrontación ayer, Bianca. – Dijo el Alfa después de unos tensos minutos de silencio. – Así como sé que el resultado no te fue favorable; entonces dime, el venir a buscar pelea con una humana, aterrorizar a la familia de mi mejor Beta e insultar al Alfa de otra manada, ¿Fue porque te ha insultado hoy también una simple y frágil humana?

Me quedé fascinada viendo cómo utilizaba un timbre de voz diferente; sabía que esto era lo que se conocía como “voz Alfa” ya que lo había escuchado varias veces con Bastián, pero en esta ocasión pude sentir la clara diferencia.

Yo suspiré mientras los cachorros se miraban tranquilos.

-Chase…

-No te enojes, Rose. – Dijo el cachorro nerviosamente. – No tenía intención de llamar al Alfa hasta que una de ellas tomó un cuchillo de entre los arbustos. De verdad, Amanda solo habló con el Beta Edson para pedirle que viniera a hacer control de daños pero…

-Pero me encontraba en una reunión con mi Alfa y no podía venir de inmediato. Corrí en cuanto pude… que fue más o menos dos minutos antes de que el Alfa Chase le pidiera al Alfa que detuviera tu pequeña pelea. – Dijo colgando su móvil y cruzándose de brazos. – Siento curiosidad, ¿No habías dicho que dejarías en la Casa de la manada a nuestro más importante invitado Alfa?

-No, te dije que dejaría a un cachorro. – Dije tomándole el pelo. – No sabía que tú sabías a quién me refería y, de todas formas, Chase también tenía hambre así que lo traje para que comiera con nosotras. Tener a un macho que no quería luchar contra mí a la menor provocación es un cambio agradable.

Edson suspiró.

-¿Por qué m****a aceptaste el duelo, Rose?

-No lo acepté, asumí automáticamente que me estaban desgarrando el cuello lo quisiera o no. ¿Tengo que decir “no gracias” o alguna m****a por el estilo? – Pregunté en serio.

Me miró incrédulo antes de cambiar la dirección de su mirada hacia Chase.

-¿La humana no salía mucho, Alfa?

-Papá no le daba tanta libertad. – Dijo asintiendo Chase. – Y teníamos prohibido hablarle sobre cualquier cosa relacionada a nuestras costumbres.

Mis cejas se elevaron porque yo no sabía de este pequeño detalle.

-¿Por qué? – Pregunté.

-En realidad no lo sé. – Dijo encogiéndose de hombros. – Nunca le pregunté y tú tampoco has preguntado sobre nosotros. Solo supuse que no tenías interés.

-Como sea. – Dijo Edson masajeando sus sienes. – Si planeas quedarte por un tiempo, necesito que sepas algunas nociones básicas porque dudo que el Alfa vuelva a pasar por alto una cosa como esta.

-¿Qué te parece si antes de eso le aclaras a las lobas que quieren matarme que no estás interesado y así me dejan en paz? – Dije cerrando los ojos y dejando caer mi cabeza sobre la mesa. – No quiero mirar sobre mi hombro todos los días mientras caminamos hacia el trabajo. Dudo seriamente que no me sigan hasta cualquier trabajo que pueda tomar en esta manada.

-Yo puedo decirles que te dejen en paz. – Dijo dándome unas suaves palmaditas en la cabeza. – Pero seré ignorado porque te ven como una amenaza.

-¿Amenaza? Ni siquiera puedo caminar sin tambalearme. – Dije con un gemido. – Si todo esto es porque me has dado un techo provisional, entonces buscaré cualquier superficie en el bosque y acamparé.

-Te ven como una amenaza porque el tío Edson no deja que ninguna mujer se quede a dormir en su casa. – Dijo Amanda con voz divertida. – Están cedosas.

- Si te refieres a “celosas” pequeña, dudo que haya algo de lo que estar celosas. Tú tío es un dolor en el trasero.

-Si, pero soy guapo y fuerte. – Dijo sin ofenderse. – Además, hay una muy grande probabilidad de que el Alfa me nombre como su sucesor, así que por eso las lobas se pelean por mi… y te odiarán a ti.

-El Alfa Noa no tiene descendencia viva. – Dijo Chase pensativo. – Supongo que de algún lado tenía que sacar al siguiente Alfa.

-Y eso no me interesa. – Dije con un suspiro resignado. – Yo solo quiero trabajar para pagar la deuda que tengo con tu padre, pero a este paso me echarán de otro territorio.

-¿Cuánto le debes a papá? – Preguntó curioso.

-Unos ochocientos cincuenta mil dólares.

Abrí un ojo para mirar al cachorro ya que todo había quedado muy callado después de mi declaración. Él me miraba con la boca abierta.

-¡Papá compró a una humana muy cara! – Exclamó sorprendido. - Entonces, ¿Cuánto pagó por las otras?

¿Las otras?

Entonces tocaron el timbre y el delicioso aroma de la pizza me hizo olvidar el tema… por el momento.

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