¡Papá compró una humana! romance Capítulo 16

-¿Se quedará a dormir, Alfa?- Preguntó Edson cuando terminamos de comer y ver dos películas infantiles.

-No quisiera incomodar. – Dijo educadamente, pero no engañaba a nadie. Se veía a leguas que quería quedarse con nosotros.

-No incomoda, Alfa. – Dijo Edson escondiendo una sonrisa. – Solo tendría que avisar a mi Alfa de su paradero.

-Oh… - Dijo pensativo antes de mirarnos esperanzado. - ¿Y mañana podría llevarme Rose a la escuela?

-Mejor aún, podríamos despertarnos más temprano y hacer un poco de entrenamiento ligero. – Dije despeinándolo. – Después el Beta y yo los llevaremos a la escuela.

Edson me miró incrédulamente.

-El Beta tiene que ir a trabajar temprano y le iba a pedir a la hermosa humana que llevara a los cachorros. – Dijo Edson mirándome divertido.

-La hermosa humana no tiene problemas si el Beta le deja el desayuno a todos y luego le manda un bonito almuerzo a la escuela.

-Trato. – Dijo rápidamente. – Eres mucho más barata que contratar a una niñera.

-Comenzaré a cobrarte. – Dije medio en broma.

No lo haría, después de todo, Edson me estaba dando una cama y tres comidas al día. Inclusive cuando comencé a vivir con el señor Fred, no tenía ese lujo.

-¡Eso es! – Exclamó Chase de repente y nos hizo saltar del sillón a todos. – Dile al Alfa Noa que para perdonar a esas lobas quiero que trabajen desde el amanecer hasta el anochecer durante el tiempo que yo me quede en esta manada y que todos sus honorarios sean depositados en una cuenta a nombre de Rose. Después de todo, ellas querían mutilarla.

En realidad, ellas querían matarme, pero ¿Quién era yo para decirle al adorable y considerado cachorro que las lobas son más sanguinarias de lo que piensa?

-Eso es muy lindo Chase pero… - Dije comenzando a declinar.

-¡Pero qué buena idea! Incluso puedes pedir que hagan el trabajo que nadie quiere hacer. – Dijo Amanda dando pequeños saltitos. – Hay algunos trabajos que ni siquiera los humanos toman, como ¡Limpiar los baños comunales!

Edson rió en voz alta.

-Me parece un castigo adecuado, Alfa. – Dijo el lobo ante mi mirada incrédula. - ¿Tienes una cuenta bancaria, Rose?

-Aprecio el detalle Chase. – Dije saliendo de mi estupor. – Pero yo no trabajé para ganar ese dinero, no creo que sea justo quedarme con eso.

-Bien, entonces solo lo depositaré en la cuenta de mi padre a tu nombre. – Dijo encogiéndose de hombros el pequeño diablillo. – Vamos Rose, tómalo como una disculpa por todas las cosas desagradables que te dijeron hace unas horas.

-Pero…

-Lo necesitas Rose, de otro modo estarías trabajando… - Alzó los ojos y comenzó a hacer adorablemente cuentas mentales. - … al menos unos diez años. Sé que no volverás a hacer tu vida hasta que dejes el asunto atrás, y a mí me gustaría que cuando tome el control de la manada pudieras regresar y vivir en nuestro territorio… si es que no tienes para ese momento un lugar a donde ir.

Ah, mi corazón.

-Chase… - Dije sin saber bien qué decir. – Agradezco tu amable oferta y no me importaría seguir teniendo contacto contigo en el futuro, pero no me siento cómoda en tu territorio. Creo que no me siento cómoda con los lobos, de hecho; cuando termine de pagar mi deuda, planeo regresar con mi especie.

-Oh. – Dijo desanimado de repente. – Bueno, si eso es lo que te haría feliz entonces está bien, pero no retiro lo del castigo a las nueve lobas.

Yo suspiré, ese cachorro era muy adorable… y testarudo.

-De acuerdo, gracias pequeño.

-Bien, con eso arreglado, es hora de que los cachorros se vayan a la cama. – Dijo Edson con una palmada mientras se levantaba del sillón. – Uh, quiero decir, solo si usted está de acuerdo, Alfa.

-Sólo trátame como cualquier cachorro. – Dijo Chase encogiéndose de hombros. – Técnicamente seré el Alfa cuando mi padre me ceda el control de la manada en unos veinte años más.

-Aun así no puedo dirigirme a usted como…

-Insisto, por favor. – Dijo Chase con un gran bostezo. – Solo piensa en mí como el pequeño amigo de tu sobrina que está cansado y no quiere caminar hasta la Casa de la manada para su siesta.

Tanto Edson como yo podríamos ofrecernos para llevarlo en brazos hasta allá, pero creo que Edson intuía que el cachorro no quería sentirse solo en una habitación de invitados.

– Bien, entonces… - Dijo pensando un poco. – Prepararé el saco de dormir, usted puede dormir en mi cama.

-No es necesario. – Dije estirándome. – Yo tomaré el saco, puedes darle la cama de la habitación de invitados.

-No puedo…

-He dormido en sitio peores. – Dije suavemente. – Además, me temo que tendré que abusar de tu hospitalidad y pedirte que me prestes tu sillón por una noche.

-¿Para qué? – Preguntó curioso.

-Quizá hospedes a otro Alfa. – Dije mirando hacia la venta.

Casi salta del susto cuando la silueta levanto una mano.

-M****a, ¿Quién…?

-Larga historia. Ve a acostar a los cachorros y quizá tu visitante nocturno nos de algunas respuestas.

Me miró largamente antes de negar con la cabeza.

-¿Cómo m****a un intruso llegó hasta mi hogar sin ser detectado? – Dijo tensándose.

-Técnicamente el “intruso” ha estado por aquí desde antes que llegaras a detener mi pelea con las lobas. – Dije medio divertida. – Estaba sentado en tu patio, ¿No lo notaste?

-El señor Fred no es una amenaza. – Dijo Chase tallando sus ojos. A su lado, Amanda ya había recargado su cabeza en el hombro del cachorro y sus ojos estaban cerrados. – Fue el Alfa de mi manada hace unos cincuenta años; se perdió recientemente y supongo que tiene cosas importantes qué decir como para utilizar el camuflaje de Alfa.

Mi boca estaba en el suelo. Bueno, ahora sabía por qué la manada de Bastian le tenía tanto respeto.

-¿Qué es el camuflaje de Alfa? – Pregunté saliendo del shock.

-Es una habilidad con la que nacen los Alfas para no ser detectados. Ocultan su olor y, si se entrena, incluso su misma presencia. – Dijo Edson frunciendo el ceño. – Hablaremos de esto cuando regrese y espero una buena explicación. Tengo que reportar a mi Alfa.

Yo asentí mientras Edson tomaba en brazos a la bella durmiente y extendía la mano para conducir a Chase a la habitación de invitados.

Me levanté para abrir la puerta al señor Fred.

-¿Por qué?

-Porque uno kilómetros más allá me encontré con un pequeño campamento en el que algunos lobos se lamían sus heridas de guerra; pude saber entonces sus planes y de qué manada eran. – Dijo sombrío.

-Entonces regresó hasta esta manada porque… - Dije suavemente.

No le preguntaría directamente sobre sus descubrimientos, a pesar de que estaba muerta de curiosidad. No era mi asunto.

-Porque, desgraciadamente, correr por el bosque estando ciego no es muy silencioso. – Dijo con un bufido. – Este lugar me sirve para esconderme mientras contacto con Bastian para darle un reporte completo.

-Ah.

Entonces el señor Fred se echó a reír sorprendiéndome.

-También quería comprobar que estuvieras bien, humana. – Dijo negando con la cabeza. – No esperaba encontrarte causando problemas.

-Yo no causo problemas. – Dije sacándole la lengua hasta que me di cuenta de lo estúpido que era. – Y solo para que lo sepa, esas lobas perdieron contra mí.

-No lo dudé nunca.

-¿Necesita un móvil para llamar a su Alfa, señor? – Preguntó Edson decidiendo que ya había escuchado todo lo que necesitaba.

-Necesito el jodido número de Bastián para llamarlo primero. – Dijo negando con la cabeza. – Eso puede esperar hasta la mañana, por ahora solo me interesa saber una cosa.

-¿Qué es? – Pregunté. Quizá podría ayudarle.

-¿Cuándo cumples dieciocho, Rose?

Parpadeé. No esperaba esa pregunta.

-Uh… a finales del verano. – Dije despacio. - ¿Por qué?

-Solo quiero saber cuándo tengo que venir a visitarte de nuevo. – Dijo con un gesto desdeñoso de la mano. – Ahora, indíquenme en dónde me voy a quedar a dormir, estoy cansado.

-¿Quiere que lo escolte a la Casa de la manada, Alfa? – Preguntó Edson desconcertado con la actitud del viejo.

-No, dormiré mejor sabiendo que el hijo de Bastian y la humana están cerca. – Dijo con voz seria.

-Está bien, pero tengo que notificar a mi Alfa.

-Haz lo que tengas que hacer.

Esa noche, en el saco de dormir que Edson me brindó, estuve dándole vueltas a todo lo que había pasado en mi vida en los últimos años. Sobre todo la parte en la que los hombres lobos entraban a mi vida.

Cuando por fin me dormí, soñé con el día en que Bastián y yo nos conocimos. Sentía que había un detalle importante que no debía olvidar, pero se me escapaba de la memoria cuanto más duro luchaba por recordar.

A la mañana siguiente, Chase ya estaba saltando sobre mí para despertarme y pedirme que comenzáramos a entrenar. El señor Fred había desaparecido.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!