¡Papá compró una humana! romance Capítulo 34

Bastian. (Unas horas antes)

-Repítelo. – Dije con dientes apretados a mi Beta.

-Hoy se han ido siete familias más. – Dijo en tono neutro Rowan. – Contamos con un total de ciento treinta y dos personas y disminuyendo.

-Jódeme.

-No eres mi tipo.

Los ataques hacia mi manada no se habían detenido y tuve que optar por trasladar a todos los lobos que me quedaban dentro del Lugar seguro. Así, lo único que ocasionaban los lobos atacantes eran daños materiales; por supuesto, no era un plan a largo plazo porque tenía a más de la mitad de mis guardias tras el rastro de la jodida mente maestra.

Supongo que mi manada comenzó a perder la confianza en mí en algún punto del camino; tendría suerte si dentro de un mes pudiera seguir llamándome Alfa sin una manada.

Gruñí y comencé a desquitar mis frustraciones con la pared.

-Avísame cuando termines con eso. – Dijo Rowan suspirando. – Tengo avances que reportarte.

-¿Ahora qué? – Dije con un gruñido.

-Saqueamos el lugar de los esclavistas. – Dijo con calma y yo me tensé. – No tenían registros físicos sobre sus transacciones, pero pudimos recuperar algunos videos perturbadores. El equipo de búsqueda cree que si podemos encontrar algún rastro de tu hermana, debemos revisar cada segundo de la montaña de cintas.

-Háganlo. – Dije enseguida.

-Hecho. Ahora bien, tengo algunas buenas noticias dentro de toda esta montaña de m****a. Oficialmente eres libre del Alfa Luca. – Dijo revisando su celular. – Podemos pagarle ahora mismo y quitarnos su trasero de encima.

-¿Qué? ¿Cómo…?

Rowan me enseñó su celular y tuve que contenerme para no estrujarlo. En la pantalla se leía: “Conseguí el dinero un poco antes de lo esperado; si te soy honesta, pensé que me tardaría al menos unos quince años en saldar mi deuda. Como sea, acabo de transferir los novecientos mil dólares por los que me compró Bastian a la cuenta que me diste. Dile de mi parte que “gracias”, pero no fue un placer hacer negocios con él. Ten una buena vida, Rowan.”

-Ya lo he verificado, el dinero está en tu cuenta. Podemos saldar la deuda con tu suegro y pagarle los jodidos intereses que tanto nos pide. – Dijo Rowan con una sonrisa maliciosa pero yo no lo estaba escuchando.

-¿Sabías todo este tiempo en dónde se encontraba ella? – Gruñí bajo y mortal.

Su cara cambió a una máscara de piedra.

-No.

-¿Por qué tiene tu número?

-Porque el día que la despediste vino a mi oficina para preguntarme a cuánto ascendía su deuda contigo. Le mostré el único documento que nos dieron los esclavistas, le di tu número de cuenta y mi número de móvil por si necesitaba cualquier cosa… No me muestres los colmillos, recuerda que fue hasta bien entrada la noche de ese día que hablaste conmigo sobre tu plan de llevarla a un lugar seguro en una ciudad humana, ¿Cómo iba saber que te importaba un comino su paradero antes de eso?

Fruncí el ceño.

-¿De qué hablas?

-Te lo dije hace unos minutos: Tienes a ciento treinta y dos personas y disminuyendo. La mayoría son civiles, los pocos guardias que nos quedan se encuentran patrullando o en alguna de las muchas misiones a las que los asignaste. A menos de que me mandes a mí o que vayas tú personalmente…

-M****a. – Dije frotando mis ojos con exasperación. – Supongo que por eso ha escapado.

No me preocupaba que se fuera en busca de mi pareja; con el paso de los meses el olor de Rose desapareció por completo, así que a menos de que Clarissa se topara con ella casualmente en alguna ciudad humana, dudaba pudiera hacerle daño.

-La loba no es estúpida. Notó rápidamente que el número de guardias que custodiaban su prisión improvisada disminuían con el tiempo. – Dijo Rowan con voz seria. – Entonces… ¿De qué me voy a encargar?

-Comunícame con el Alfa Luca. – Dije apretando los dientes. Quizá la Clarissa ya habría llegado con su padre y tengo un jodido problema mayúsculo. – Transfiérele el dinero mientras hablo con él. Con suerte tendremos un par de días para evacuar.

-¿Evacuar?

-A toda la manada… o a lo que queda de ella. Que se preparen, partiremos para Bluesky. Avisa al Alfa Noa personalmente. – Dije solemne.

El paradero de mi pareja tendría que esperar… otra vez.

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