¡Papá compró una humana! romance Capítulo 60

Vi en cámara lenta cómo Clarissa arrojaba lejos el cuerpo del Alfa Noa para poder evitar la mordida de un lobo hacia su garganta. Ambos rodaron por el piso y ella terminó transformándose para pelear contra Edson.

Yo me apresuré a auxiliar al Alfa Noa. No hizo ningún sonido al caer y eso me preocupaba bastante. ¿Qué m****a le había hecho la desquiciada?

No tuve que preguntarme por mucho tiempo; el Alfa Noa había caído con el pecho hacia abajo a la mitad de mi pasillo y su espalda era claramente visible.

Estaba yo horrorizada de poder ver los huesos de su columna… o parte de ella, de todas formas. Era como si le hubiera sacado un pedazo o algo igualmente repugnante.

Joder, joder, joder…

-Alfa. – Murmuré suavemente. – Lo llevaré a la clínica, estoy segura de que algo podrán hacer por usted.

Tomé su cabeza con cuidado para acomodarla en una posición cómoda; sus labios se movían pero no podía emitir sonidos.

-No haga esfuerzos, se lo ruego. iré a ayudar a Edson y regresaremos por usted, se lo prometo. – Dije con algunas lágrimas acumulándose ante mis ojos.

No podía mover su cuerpo yo sola, no tenía la fuerza. Necesitaba ayuda.

Estaba por levantarme cuando escuché en un tono muy bajo algunos ruidos. Me detuve y volví a mirar al Alfa.

Tuve que agudizar mis oídos al máximo y poner mi oreja a la altura de sus labios para entender algo. Repitió cinco palabras una y otra vez.

-Atacarán… manada… una hora… Firebuck.

-¿Quién? – Pregunté cuando estuve segura de cuál era su mensaje.

-Todas… manadas.

Mis ojos se abrieron en par en par ante la posibilidad que me estaba planteando el Alfa Noa.

-¿Me está diciendo que el ataque no será mañana, sino dentro de una hora? – Pregunté con incredulidad.

-Si.

M****a.

-Por… favor… mátame… duele.

-No puedo. – Dije con voz entrecortada. – No me pida eso, Alfa.

-Tu…Bastian… cuidar… manada. Mátame.

-No, por favor.- Dije con lágrimas rodando por mis ojos.

-No me… queda mucho… tiempo.

Su cuerpo comenzó a sufrir espasmos; por la forma en que tenía herida la espalda y el gran charco de sangre que comenzaba a empapar mis pantalones, sabía que el Alfa Noa no estaba exagerando al decir que le quedaba poco. Era un jodido milagro que aún pudiera articular palabras.

O quizá solo era mucha fuerza de voluntad, yo admiraba a este gran hombre. ¿Cómo podía yo ignorar su última voluntad?

Era una cobarde.

-Por… favor. – Repetía el Alfa y yo no podía evitar que mi corazón se rompiera.

Había sido un buen jefe conmigo, me pagaba muy bien y cuidaba de que Edson no se sobrepasara conmigo. No importaba si yo lo llamaba de día o de noche, siempre estaba ahí para escuchar lo que sea que tuviera que decir a pesar de que yo fuera humana.

No había un alma en la manada que estuviera inconforme con él y era por eso que nadie daba un paso al frente para ser su sucesor. Es un alma bondadosa.

Un alma que quería su muerte en mis manos.

-Rose, por favor.

-Alfa… lo siento tanto.

-No… tu culpa. Por favor…

Tomé una gran bocanada de aire y elevé un poco mi cuerpo tembloroso. Miré hacia la sala de estar; ahí Edson y Clarissa seguían en lo suyo. Mi amigo se mostraba más feroz que de costumbre y yo no sabía si era por ver a sus compañeros de manada caídos, por ver a su Alfa en su actual situación o porque quería terminar sus asuntos pendientes con la perra.

Quizá era un poco de las tres.

-Lo haré Alfa, perdóneme. – Susurré con dolor.

Juro que pude ver la última de sus sonrisas.

Me levanté por completo y tomé a Furia con una mano. La giré hasta sujetarla por el lado del metal y golpeé con fuerza su cabeza en un movimiento rápido. Con eso el Alfa quedó inconsciente.

Antes de que se fuera mi valor, volví a sujetar mi arma por el mango y con un movimiento rápido atravesé su garganta desde atrás.

¿Cómo supe cuándo murió?

Pues porque en un momento me encontraba llorando incontrolablemente por la atrocidad que acababa de cometer y en el siguiente sentí un millón de pinchazos en mi cerebro que me hicieron marear y caer al suelo.

Gemí miserablemente mientras sentía que mi cerebro iba a explotar en cualquier segundo. Lo siguiente que sé es que me encuentro recostada sobre el césped mirando a un cielo sin nubes.

Era un lugar conocido.

-¿No te bastaba con ser Luna, humana? – Preguntó la deidad de los lobos condescendientemente desde algún lugar.

-¿No te bastaba con traerme una o dos veces hasta aquí? – Pregunté en voz baja y neutral.

De repente el cielo sobre mí se convirtió en nubes y truenos furiosos. El fuerte viento que comenzaba a soplar me atrapó en una corriente y mi cuerpo comenzó a elevarse para quedar atrapada dentro de un huracán gigantesco.

Yo gritaba en pánico, pero la jodida diosa caprichosa me había quitado la capacidad de producir sonidos. No supe cuánto tiempo me tuvo dando vueltas de arriba a abajo aleteando por mi vida.

Para cuando por fin se cansó, me azotó fuertemente contra el piso sacándome el aire abruptamente.

-Te lo dije la última ocasión, humana. Me divierten tus tonterías, pero no aceptaré tal falta de respeto en mis dominios. ¿Has entendido?

Yo no podía ni mover mi cuerpo para afirmar con la cabeza, pero supongo que ella captó que entendí el mensaje.

-Bien. Ahora, no es que me guste hablar contigo, sino que acabas de asumir una muy importante responsabilidad para la que obviamente no estás capacitada…

¿De qué m****a hablaba?

-… así que tuve que traerte hasta aquí mientras tu frágil e inservible cuerpo humano se adapta al comando Alfa.

-No volveré a dudar de tu sentido de la moda. – Murmuró a mi espalda.

-Transfórmate, Clarissa o morirás empalada en mi sala de estar.

No apunté hacia ningún órgano vital, así que más allá de estar desangrándose, no le había hecho gran cosa.

La loba comenzó a transformarse y yo le saqué de un solo movimiento mi bastón /lanza del cuerpo. Vi su patético cuerpo humano jadear mientras trataba de tapar con una mano la herida arriba de su abdomen.

-M*****a humana asquerosa…

-Si, soy horrible. Ahora, ¿Crees que podrías decirme por qué m****a han adelantado el ataque a nuestras manadas a dentro de una hora?

-¡¿Qué?! – Gritó impactado Edson.

Yo volví a clavarle mi bastón / lanza, pero ahora en su muslo derecho para después clavarlo en el izquierdo. Ella se rió como la maniaca que era.

-Oh, ¿A la humana le preocupan sus amigos? – Dijo levantándose del suelo con una mano mientras que con la otra trataba de hacer presión en la herida de su abdomen.

¿Cómo es que se podía levantar con dos agujeros en las piernas?

-A la humana le preocupan muchas cosas.- Dije en tono aburrido. – El tiempo que he desperdiciado contigo y que pude utilizar para darme un baño, por ejemplo. No te preocupes, Clarissa; yo solo necesitaba tu confirmación sobre las últimas palabras que dijo el Alfa Noa. Ya no me eres de utilidad. – Hice un gesto con la mano para que Edson se parara a mi lado. – Dime Ed, ¿Quisieras darle muerte a esta perra? Tengo motivos personales para asesinarla yo misma, pero puedo cederte su muerte si eso le trae un poco de alivio a tus asuntos pendientes con ella. Solo te advierto que lamentablemente no podría tener una muerte lenta.

-Si no tienes inconveniente, me gustaría hacerlo yo mismo. – Respondió en tono serio.

-Bien, termina con ella. Nos iremos en cinco minutos. – Dije corriendo ya por el pasillo para darme el baño más rápido de la historia.

Llámenme loca, pero esta chica quería lucir y oler decente en su primera aparición como Alfa /Luna. Si, quizá fuera una aparición para patear traseros y seguramente terminaré oliendo igual o peor, pero al menos yo sabré que estaba limpia y que ningún peludo podría decir que apesto.

Escuché una breve pelea seguida de ruidos repugnantes, pero me importaba una m****a.

Mientras el agua de la bañera corría, me permití quince segundos exactos para llorar. Luego me bañé a toda prisa.

Ni siquiera me di el lujo se secarme con una toalla, simplemente salía goteando del agua y me volví aponer mi ropa sucia. No es como si me diera tiempo para ir hasta la casa de Beatriz por un repuesto, teníamos que salir de aquí cagando leche.

Salí del baño y el cuerpo del Alfa Noa había sido retirado. En la sala, Edson acababa de poner una de mis sábanas limpias sobre el sillón, justo por encima del cuerpo del Alfa.

Miré a mi alrededor, pero no había rastro de la loca.

-¿Dónde…?

-Afuera donde pueden empezar a comérsela los gusanos.

-Genial. – Dije dándole media sonrisa. - ¿Crees que le puedas llamar a Bastian para informarle que tenemos una situación de m****a?

-No tengo su número. – Dijo con el ceño fruncido.

-Entonces solo consigue un auto y vámonos de aquí. – Dije sombría.

Salimos de mi casa y tuve la imagen en primer plano de Clarissa con todos y cada uno de los huesos de manos y piernas en ángulos antinaturales. Su cara miraba al cielo mientras su boca dibujaba un grito permanente.

-A eso yo le llamo un trabajo rápido. - Dije admirando la obra de mi amigo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!