Lo primero que hice después de que nos aseguráramos de que era seguro salir del búnker fue ordenar que algunos guardias fueran a encontrar al resto de los Alfas. No habían ido muy lejos de todas formas.
-Me alegro de que todos nos encontremos bien. – Dije cuando nos reunimos todos los Alfas del Continente. -Bueno, excepto por algunos lobos.
Cuando subí las escaleras encontramos algunos cuerpos regados por todas partes. Bastian mandó a un grupo a recolectar a todos y ponerlos en un lugar cercano para que los Alfas pudieran reconociera sus lobos y se los pudieran llevar.
-¡¿Y de quién m****a es la culpa?! – Dijo el tipo de la barba horrible. -¡Mis lobos estarían vivos de no ser por ustedes! Jodida humana estúpida.
Bastian gruñó y yo le acaricié el brazo tranquilizadoramente.
-No. Tus lobos están muertos porque alguien le tendió una trampa a todos los Alfas del Continente; ahora, ya que has llegado hasta aquí buscando una guerra, sabías que perderías a algunos o a todos tus lobos. ¿De qué te estás quejando? ¿Es solo porque no murieron a causa de colmillos enemigos? ¿O es por el hecho de que no murieron haciéndote quedar como un héroe de guerra?
El tipo me gruñó y estaba a punto de decir algo pero Bastian se cansó de sus estupideces y simplemente fue hacia su garganta en un parpadeo.
-Dame solo un motivo Asmodeus. – Dijo entre dientes i pareja mientras alzaba al tipo por el cuello. Ése ni siquiera lo vió venir. – Discúlpate con mi pareja o no me importará hacerme cargo de tu manada.
-Vaya, ¿Podemos matar Alfas sin ir a duelo? – Preguntó Alan rompiendo el tenso silencio. – Bueno, eso me ahorra el esfuerzo.
-Lo… lo siento. – Dijo finalmente el tipo de la barba cuando Bastian comenzó a apretar más fuerte.
-Ciertamente la humana tiene un punto. – Dijo un tipo de mediana edad de pelo negro. – Si ellos hubieran planeado lo de las bombas, no hubieran traído a sus manadas hasta aquí. No creo ni siquiera que habrían estado aquí, simplemente nos hubieran dejado morir.
-El hecho de que hayan sido los lobos de sus manadas quienes supieran exactamente dónde estaban las bombas me hace sospechar lo contrario, Titus.- Dijo el tipo gordo. - ¿No es mucha casualidad?
-Casualidad o no, el hecho es que nos encontramos vivos gracias a ellos. – Dijo un lobo de cicatrices de garras en la cara. – Ahora, ¿Podríamos regresar a discutir la evidencia sobre los ataques a las manadas?
-¿Qué? Casi nos matan a todos y en vez de buscar a un culpable, ¿Tú quieres mirar las “evidencias” que tienen para mostrarnos? – Preguntó incrédulo el tal Titus.
-Bueno, ya que ustedes solo van a discutir cosas que no me interesan, voy a robar una cama y echarme una siesta. – Dijo Alan dando media vuelta para dirigirse al bunker.
A nadie le importó que comenzara a caminar. Los Alfas siguieron discutiendo si la evidencia fue o no fabricada.
-Espera. – Dije a su espalda.
Dejó de caminar y miró hacia mi con una ceja arqueada.
-¿Qué sucede, humana? ¿Quieres retomar nuestro duelo donde lo dejamos?
-No. – Dije honestamente. Y no por miedo o alguna m****a, era solo que tenía cosas más importantes que hacer. – Quiero que mires la evidencia que demuestra que mi manada o la de Bastian no son culpables por el asalto a tu manada.
-¿Eso es todo?
-Si.
-Entonces, como dije, no me interesa.
-¿Nos atacarás de todos modos? – pregunté curiosa.
-Yo no vine aquí para una guerra, solo vine porque tenía curiosidad. Si ustedes fueron o no los que atacaron a mi manada, no me importa. Si estás preocupada por que un día venga con un gran ejército en busca de venganza te puedo decir desde ahora que eso sería una pérdida de mi tiempo.
Y con eso retomó su camino hacia el búnker. Lobo extraño, pero por alguna razón… le creía.
-¡No lastimes a nadie o YO SI buscaré venganza!
Regresé mi atención al resto de los Alfas.
-¡Por supuesto que atacaron más duramente a mi manada y exijo una correcta compensación! – Dijo el lobo gordo.
Ah, llegamos a la parte de la negociación.
-Bueno, ustedes han venido a declararnos una guerra a mi pareja y a mí. – Dije interrumpiendo su discurso. Bastian aun tenía por el cuello al otro lobo y se estaba poniendo de un bonito color púrpura. – Así que yo también pido una compensación justa… o simplemente podemos arreglarnos con un duelo y librarnos de todas estas tonterías diplomáticas. Ya les dijimos que no fuimos nosotros, ya les dimos pruebas, casi nos matan al igual que a ustedes… Si no pueden entender que no queremos una jodida guerra o los problemas que ustedes han venido a traer hasta nuestra puerta, entonces simplemente los eliminaremos.
Saqué a Puño y Furia de sus fundas y me puse en posición de ataque. Algunos de sus guardias dieron un paso al frente.
-Lo que dijo mi pareja. – Dijo Bastian y enseguida le comenzó a brotar pelo de los brazos.
¿Me estaría volviendo loca si dijera que eso fue jodidamente atractivo? Terapia, eso necesitaba.
-No. – Dijo el tipo de las cicatrices en la cara. – Yo no vine aquí a causar problemas. Yo solo vine porque según mis fuentes, ustedes se estaban preparando para un ataque a gran escala hacia mi manada. Entiendo lo que tratan de decir, pero coincido con el Alfa Gustav; alguien tiene que pagar por las reparaciones a mi manada. ¿Cómo me regresarán la vida de los lobos que he perdido?
-No es nuestro problema. – Dijo Bastian contundente antes de arrojar al de la barba unos cuantos pasos lejos. El tipo comenzó a tragar aire en grandes cantidades, no me gustó ni un pelo la mirada que nos echó. - Mira a tu alrededor, mi manada está destruida. Fue destruida mucho antes de sus estupideces sobre guerra y yo no fui a chillar, mendigar o llevar a “mis mejores” lobos a eliminar a nadie.
-Pero… pero… - Dijo el único lobo que no había hablado. Tenía una reluciente calva. – si ustedes dicen que fue el Alfa Luca, ¿Cómo le cobraremos lo que nos debe?
Por ley o por capricho, todas las posesiones de un Alfa vencido pasan a ser posesión del nuevo Alfa. No pueden reclamar una indemnización a Bastian y lo sabían. Quizá por eso aun seguíamos aquí discutiendo mientras los rayos del sol comenzaban a disminuir, ellos querían todo el provecho que pudieran sacar de la situación.
-Bueno, eso debieron de planteárselo antes de venir hasta aquí sin haber confirmado sus “fuentes” – Dije haciendo comillas. – De haber hecho una investigación a fondo, habrían podido ir por el cuello del Alfa Luca antes que nosotros y así satisfacer sus deseos de obtener más y mejor territorio. – Dije entrecerrando los ojos.
-Les dejaremos estar en nuestro territorio por diez minutos más antes de que el continente se quede sin Alfas. Recojan a sus muertos y váyanse antes de que pierda la paciencia. – Dijo Bastian colocándose a mi lado.
-¿Diez? Dales cinco, no estoy de humor. – Dije ya harta de la situación.
-Pero…
-A la m****a, de todas formas yo soy mejor Alfa que todos ustedes juntos. – Dije comenzando a jugar con mis tenedores.
Iría por el tipo gordo primero, ese me daba una vibra muy mala y le haría un favor al mundo de los peludos. Este pollo le patearía el trasero.
En cuanto me vió venir, el cobarde se transformó en lobo y echó a correr hacia la entrada del territorio.
-¡Hey! ¡Tus muertos! – Grité a su espalda, pero el tipo no regresó. Una estela de al menos cincuenta lobos lo siguieron.
Giré para ir hacia los otros Alfas pero ellos ya estaban acercándose al lugar a donde habíamos amontonado los cadáveres
El lobo de la barba dio un rápido vistazo y luego se transformó para seguir al gordo. Yo miré a Bastian y él se encogió de hombros.
-No todos los Alfas se preocupan por su manada. – Dijo con voz sombría antes de mirar cómo comenzaban a cargar cuerpos. – Me encargaré de ellos tan pronto como compruebe que efectivamente abandonaron nuestro territorio.
Lo miré curiosa.
-¿Cómo?
-Haremos una ceremonia en el bosque para que sus almas…
-Puedan regresar con tu deidad, o tengo. – Dije rodando los ojos. – Me refería a que… bueno, ellos no son de tu manada. ¿Haces los rituales funerarios de sus manadas? ¿O solo te limitas a hacer tu rito y a la m****a sus costumbres?
-Haremos mi rito funerario. – Dijo divertido antes de cruzarse de brazos y mirar seriamente hacia los muchos cuerpos que nadie se estaba llevando. – Bueno, creo que repoblaremos el bosque nuevamente.
-¿Qué?
Y procedió a explicarme cómo una rama se come el cuerpo del lobo y de ahí nace un nuevo y enorme árbol. Espeluznante, lamentaba el trabajo de la Luna que haría tal… Carajo.
-Cuando dices “haremos”, te refieres…
-A mi y a cualquier lobo que quiera estar presente. – Dijo girando su cabeza para darme una sonrisa sexy. – No te pediré que hagas los deberes de mi Luna amenos que tú lo quieras.
-Gracias. Yo tampoco te pediré que cumplas con tus funciones de mi Luna. – Dije regresándole la sonrisa antes de ponerme seria. – No es algo que me agrade hacer, si te soy sincera. Me parece bastante creepy y me siento como un bicho raro cada que lo hago. ¿No podemos solamente cavar un par de agujeros y dejarlos descansar en paz?
Él se echó a reír y yo lo fulminé con la mirada. Mi pregunta era totalmente válida, muchas gracias.
-Cariño, si Nuestra Gran Madre te hubiera asignado un par de tetas extra, entonces se habría perdido nuestro vínculo. Aún está ahí, aún hueles deliciosamente a MÍA. No preocupes a tu tierna cabeza humana en tonterías. – Yo le fruncí el ceño y él suspiró. – No tengo con qué compararlo ya que el hecho de que seas Alfa y Luna al mismo tiempo es la primera vez que lo escucho, pero como yo lo veo y lo huelo, eres tu propia Luna.
Yo lo pensé un momento y luego asentí. Me gustaba su explicación de mí siendo autosuficiente.
Miré a nuestro alrededor y los cuerpos de los lobos habían desaparecido. Iba a preguntar por ellos pero se me adelantó.
-Los he dejado en el sitio en el que voy a iniciar la ceremonia. Fui por ti para preguntarte si querrías acompañarme.
-¿Lo harás tú solo?
-Iba a arrastrar a mi Beta hasta aquí pero está tan colocado con morfina que me confundió con su tía abuela. No creo que sea de mucha ayuda.
Solté una risita pequeña antes de hacerle un gesto con la mano para que me guiara hacia el lugar.
Caminamos por algunos minutos bajo los primeros rayos de la luna. Para cuando comencé a tropezar con cualquier cosa por el camino, Bastian me tomó en brazos y todo fue mucho más rápido.
La devastación en el bosque era evidente; romas, troncos, humo… un caos. Paramos y yo miré alrededor, al parecer Bastian me había traído hasta el sitio exacto en el que había explotado la bomba.
Me bajó con cuidado y comenzó a buscar ramas de los alrededores.
Me hubiera gustado ayudarle, por desgracia toda la cosa de ser Alfa empezaba y terminaba con los cientos de hilos incrustados en mi cerebro; la diosa solo se había molestado en salvar mi vida.
Cuando tuvo suficientes ramas, las colocó sobre cada uno de los cuerpos que había reunido hasta aquí. ¿Cómo lo había traído a todos tan rápido? Ni idea.
Terminó y se quedó meditativo. Yo solté un suspiro y me fui a parar junto a él para darle una suave caricia a su brazo antes de agacharme y tocar la primera rama.
Al principio no pasó nada pero unos pocos segundos después abrí mis ojos de par en par cuando la rama comenzó a crecer como si estuviera envolviendo o tragando el cuerpo. Di un par de pasos hacia atrás hasta que el pecho de Bastian me detuvo. Todo el asunto terminó en pocos segundos; había quedado un gran árbol con un sólido tronco en el lugar.
-Ahora entiendo por qué trajiste a todos hasta aquí. – Murmuré maravillada. – Con tu ritual, la zona que ha volado por los árboles quedará casi como nueva.
-Casi, es la palabra clave aquí. – Dijo suavemente acariciando mis brazos de arriba abajo hasta dejarme la piel de gallina. – Los rastros que pudo haber dejado el químico de las bombas alejarán a los animales de aquí por un tiempo.
-Y supongo que no dejarás correr a tu manada por aquí tampoco en un tiempo.
-Nuestra manada. – Me corrigió gentilmente. – Lo que me recuerda, quisiera discutir contigo los planes de la expansión.
Terminé con el ritual y unos bonitos treinta árboles después, Bastian me contó que iba a comenzar con la compra de todos los acres que separaban mi manada de la suya. Comenzaría a construir casas en cuanto consiguiera los papeles de propiedad.
-Así que ese es el plan que se me ha ocurrido mientras corría por el territorio buscando rezagados. – Dijo tomándome en brazos para regresar. – Solo me falta tu aprobación. Seríamos la manada más grande del Continente, así que también tendríamos que diseñar muy buena seguridad.
-Lo pensaré. – Dije distraídamente.
Nos separaban veinte minutos de viaje en auto, eso era mucho terreno para comprar. Aunque, viendo la cantidad de nuevos lobos de Skilltown, quizá no fuera una idea tan descabellada.
-Bien. Avísame cuando lo decidas, ahora vamos a tomar un descanso y…
-No puedo. Tengo que esperar a que regresen los lobos que envié a Skyblue para poder mover a todos a su casas.
-Durmamos un poco. – Dijo medio divertido. – Yo estuve presente en la colocación de trampas y te puedo asegurar que en eso se llevarán al menos uno o dos días.
-Joder. También tengo que encargarme de los cuerpos que hemos dejado en mi casa.
-No se irán de allí. Te acompañaré por la mañana. ¿Te gustaría compartir habitación? Incluso puedo dejar que me explores antes de dormir… o puedo darte otras sugerencias para hacer con mi cuerpo.
-Tienes toda mi atención.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!