Político busca niñera romance Capítulo 11

Narra Demian.

Ella no dijo nada, pero al parecer había tomado mucho alcohol.

—Al parecer viene ebria—dije—. Venga la llevaré a la cocina y le daré algo para que se le baje un poco—me ofrecí ayudarle.

Tomé su mano y la ayude a caminar en la oscuridad. Cuando llegamos encendí algunas de las luces, la ayudé a sentarse sobre una de las sillas detrás de la isla, luego comencé a prepararle una bebida a base de tomate.Cuando la tuve lista se la dejé frente a ella. Después de eso me senté en la silla que estaba a su lado.

—Eso se mira asqueroso, prefiero un trajo de su whisky de la verdad—dijo de una manera seductora.

—No lo creo ¿Cuánto ha bebido?—le pregunte.

—Demasiado. Si no me hubieran ayudado a llegar hasta la puerta, hubiese tomado una siesta en el jardín —respondió, pero en ese instante ella se acercó a mí y tocó mí brazo para dejar su mano ahí.

Sonreí ante su acción—.¿Que tal estuvo su noche señor White?— Preguntó.

—¿Mi noche?—exprese—.No creo que quiera saberlo—agregue un tono divertido.

—Pues cuéntenme, me encantaría escucharlo, pero necesito otro trago—dijo poniéndose de pie buscando alguna bebida en la cocina, cuando la encontró tomó dos vasos y sirvió líquido en ellas, me dio uno y el otro ella se lo tomó.

—Señorita Smith, no voy a beber con usted a las 4:00 am, sobre todo en ese estado—le dije desviando mis ojos por todo su cuerpo, se veía hermosa con el vestido plateado escotado que llevaba puesto.

—Está bien. Entonces me verá beberlo—dijo tomando mí vaso y bebiendoselo ella como si no le hubiese importado mis palabras—. Ahora necesito un bocadillo tengo hambre. Quédese ahí sentado y prepararé algo de comer—agregó con una energía que me sorprendió.

—No tengo hambre—le respondí, ella sonrió y se inclinó sobre la isla hacia mí. Mis ojos se posaron en sus grandes pechos que estaban listos para liberarse de su ajustado vestido.

—Todos los hombres dicen que no tienen hambre, pero siempre terminan comiendo lo que se les ofrece—me dijo.

No sabia si era el hecho de que se veía deseable con ese vestido o era la adrenalina que había tenido hace unas horas en mí casa de relajación que sentí que mí polla se estaba poniendo dura.

—Señorita Smith—la llamé.

—Sí Demian—pronunció mí nombre de pila delicadamente, había algo en la forma en que dijo mi nombre que me hizo. sonreír—. ¿No te molesta que te tutee ¿ cierto? Además ninguno de los dos estamos trabajando, en estos momentos somos amigos y no jefe-empleada—recalcó— supuse que tenía razón además evidentemente estaba muy ebria—.¿Qué quieres comer?— preguntó inocentemente viéndome desde esa posición tan deliciosa.

Su pregunta, me hizo imaginarme muchas cosas entre ellas: estar besando su coño mientras ella estaba recostada sobre la isla, tuve que salir de esa fantasía para no evidenciar mí excitación.

— Realmente no tengo hambre—respondí tratando de estar serio.

—De acuerdo, pero yo si—mencionó abriendo una de las puerta del armario donde su intención fue alcanzar la bolsa de pan. Mis ojos se posaron en su trasero, ese maldito vestido no dejaba nada a la imaginación.

Esta no era una buena situación para estar, era demasiada tentación.Después puso a tostar el pan, tomó el bote de mermelada de mora y le hunto un poco, luego se lo comió. A continuación sirvió más licor en los dos vasos, ella levantó el suyo y lo bebió.

—Será mejor que te vayas a dormir—le pedí, también tuteándola.

Ella se inclinó de nuevo en la isla, descansando sobre sus codos, mis ojos se posaron en sus grandes y perfectos senos.

—No crees que es mejor que sigamos bebiendo ¿Acaso no bebes con todas sus niñeras?—dijo en tono provativo.

Sonreí ante su pregunta. Al parecer estando ebria era muy atrevida. Todo lo contrario cuando estado en sus cinco sentidos.

—Nunca lo hice con las demás, solo contigo he bebido y charlado de está manera—respondí con sinceridad, ella sonrió levemente—. Me voy a la cama ya es muy tarde—dije poniéndome de pie para detener esto, antes de que fuera demasiado tarde.

—No te vayas —ella niega con la cabeza, se acercó a mí y me agarró por los hombros para que me detuviera. Nuestros ojos se encontraron y sentí una especie de electricidad que nos cubría—. Podemos charlar y contarnos algunos secretos ¿Qué te parece? Todavía tenemos mucho licor—agregó.

Su idea fue muy provocativa. Me lamí el labio inferior con tan solo pensarlo.

—Ese es un territorio peligroso, pero no puedo obligarme a mí mismo ir a la cama. Al menos ... no solo—comente con una sonrisa.

—Ella sonrió también ante mí comentario.

—De acuerdo—mencionó—. Ahora cuéntame, ¿qué hiciste esta noche?—me preguntó.

En ese momento tomé el trago que me había servido. Volví a sentarme en mí silla y ella igual en la silla que estaba a mí lado.

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