Político busca niñera romance Capítulo 12

Narra Amanda.

Sentí una luz muy fuerte en mí rostro, mis ojos se abrieron de a poco, pude ver qué la cortina tenia una abertura dónde la luz se filtraba.

—¡Oh Dios, mi cabeza!—pronuncie sintiendo la reseca ya en mí cuerpo—.¿Qué diablos pasó anoche?—dije para mí misma mientras trataba de concentrarme en mi habitación. Me di cuenta que todavía llevaba puesta la ropa que había usado anoche.

Apenas podía recordar algo, recordé levemente que había subido al coche de un hombre cortes que había conocido, cuyo nombre era Santiago para volver a casa. Me levanté, fui al baño y luego me miré en el espejo. Mi cabello se veía salvaje, mi maquillaje estaba corrido y ahumado parecía un mapache medio muerto y mí aliento era fatal. Tomé mi cepillo de dientes y empecé a cepillarme mientras sentía lástima por mí misma. Luego me quite la ropa y me di una agradable ducha. De repente una imagen fugaz de mí misma viendo en la oscuridad los ojos del señor White se me vino a la mente.

—¿Cuándo fue eso?—me pregunté a mí misma. Cerré los ojos mientras tratándo de recordar lo que había pasado anoche—.Mierda—dije recordando todo de golpe: nuestra conversación, mí estado de embriaguez y algo que había sentido en mí interior cuando me dejó sobre la cama, y me refería a ese instante que nuestras miradas se conectaron, jamás había sentido algo así.Sin embargo, no podía creer que había sido tan indiscreta en mí forma de hablar con mí jefe y lo más vergonzoso fue que me vio en ese estado, me lamenté en ese instante de haber bebido tanto. Terminé de ducharme, me vestí de shorts tenis y camisa cómoda, mí propósito era huir a dar un paseo quizás a un parque cercano, ya que era mí segundo día libre quería desaparecer y no ver al señor White no estaba preparada para esa situación tan incómoda. Salí de mí habitación despacio como un ladrón, verifique que no hubiera nadie. El silencio fue un buen inició, bajé las escaleras y no vi a nadie, solo en la cocina había un poco de ruido, supuse que era la señora Betancourt, ya que las demás empleadas tenían también el día libre. Me asomé por la ventana de la sala donde pude ver a Zoé, ella estaba pintando con algunas temperas en pliegos de papel en el corredor, mientras Denisse, estaba practicando técnicas con un balón de fútbol, eso llamó mí atención, no aparentaba ser una chica deportista. Busqué con la mirada a mí jefe, pero no lo vi por ninguna parte, así que supuse que se había ido o que estaría dormido. Decidí cambiar mis planes de huir y tomé la decisión de salir a ver a las niñas. Pero me di cuenta que sol era muy fuerte afuera, hacía mucha calor.

—Hola cariño ¿Qué haces?—le pregunté a Zoé viendo su hermoso dibujo, espere encontrarme dibujos infantiles, pero fue todo lo contrario, ella parecía una artista—. En increíble lo que hiciste—le dije asombrada al ver qué había dibujando el patio con una presión increíble—.¿ Has tomado clases especiales?—quise saber.

Ella sintió gratamente.

—Algunas—confirmó—. Tengo muchas actividades extracurriculares—mencionó.

—¿Y todas esas actividades te gustan?

—No todas—pronunció con un suspiro—. Solo el ballet—agregó.

Su respuesta me impresionó, era muy pequeña para tener tantas ocupaciones y más cuando no le apasionaba todas de ellas. Bueno normalmente las familias ricas incluían a sus hijos en este tipo de actividades para tenerlos ocupados, y en ciertas ocasiones para no lidiar con ellos, esto era realmente triste, ver crecer a los niños sin amor y sin la atención de sus padres. No podía quedarme ahí viendo cómo pasaba su día libre de escuela pintando cuando podía hacer otras cosas. En ese momento, visualice una bolsa de bombas para inflar sobre la mesa, en ese instante se me ocurrió una idea, pero antes debía confirmar que mí jefe no estaba en casa.

—¿Has visto a tu padre?—le pregunté.

—Salió hace un rato, seguramente regresará hasta tarde como siempre—dijo con un tono de tristeza, eso me partió el corazón.

—¿Has hecho alguna vez una guerra de bombas de agua en un día caluroso? —le pregunté a la pequeña con dulzura.

Ella de inmediato me vio.

—Nunca—respondió.

—¿Te gustaría hacer una conmigo ahora mismo? Claro, si no te importa mojarte—le recalque.

Su rostro se iluminó de inmediato.

—¿Hablas en serio?—me dijo alegremente.

—Claro que sí—respondí de la misma manera—. Ven a prepararlas—le dije tomando la bolsa de bombas, para luego tomar su mano.

Nos dirigimos a llenarlas, cuando ya teníamos las suficientes la repartimos y nos colocamos en lugares diferentes para comenzar la guerra.

—¡¿Estás lista?!—le pregunté.

—¡Si!—contestó.

En ese momento lancé la primera bomba de agua, pero le di a una planta. Ahora era el turno de Zoé, ella la lanzó y está cayó cerca de mí y así continuamos haciéndolo por un rato más. Denisse, se había detenido de practicar con su balón y solo nos quedaba observando. Le iba a preguntar si quería unirse, pero conociéndola creí que no quería a la primera, así que pensé en algo más para animarla para que se nos uniera.

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