Melissa.
Suelto una risa, —nada natural—, una como por cumplir, como para hacer algo en esta situación que se ha creado tan incómoda. Tan sin saber qué hacer, tan descontrolada.
—OK… Estoy esperando ahora tu respuesta —digo colocando mis dedos como si estuviese a punto de escribir.
Luc toma un suspiro para luego pasar la mano por su cara.
—Sin duda alguna, mi otra familia, ellos fueron un apoyo moral, emocional y físico. La familia River —dice—. Debo destacar que en ella se encuentra también mi mejor amiga. En ella encontré un soporte necesario para mi vida, uno muy, muy fuerte…
Mis ojos viajan rápidamente hacia él, quien ahora mira nuevamente hacia lo lejos del lago, meditando dentro de sí.
—Luc… Tienes que saber que todo lo que escriba aquí, se publicará en la nueva edición del mes que viene…
—Lo sé. ¿Qué hay con eso?
—Pues, tú… Ammm…
—¿Dafne? —pregunta yendo directo al punto.
—Sí… Creo. Podría estar celosa.
—¿Tú lo estarías?
Su pregunta definitivamente me ha tomado por sorpresa. Pero no voy a mentirle, así que asomo una sonrisa para acompañar mi nerviosismo.
—Luc, soy tu mejor amiga y ya tengo celos de tu novia. ¡Imagínate que fuera al contrario! ¡Te mataría!
Mis palabras salen más fuertes de lo que debí pronunciarlas, la euforia y la situación me ganaron en el control de este escenario. No puedo creer siquiera lo que he dicho, y por el rostro consternado de Luc, estoy convencida de que metí la pata una vez más.
—¡Caminemos! —dice levantándose de golpe tomándome por sorpresa por no sé cuanta vez. Él se aleja a paso rápido hasta llegar cerca del lago. Entonces yo cierro mi laptop y me levanto, entendiendo que continuaremos en otro momento del día.
Lo que no sé es si mi respuesta lo molestó o simplemente lo impresionó.
Cuando voy llegando, él se encuentra de pie frente a la barra que separa los escasos metros del lago y el transeúnte, solo puedo ver su espalda. Sin pensar decido hacer lo que más quiero en este momento. Recordando los viejos tiempos y a pesar de que no debería comprometer más mis sentimientos, le abrazo por detrás, colocando mi cara en sus lomos.
Su cuerpo me expresa que se ha puesto en tensión, y no es para menos, hay algo extraño entre nosotros, ahora lo puedo percibir. Pero lo que quiero, lo que realmente deseo, es quitar las barreras que hay entre nosotros dos, porque solíamos hacer esto todo el tiempo, lo hacíamos siempre y no pasaba nada.
—Luc… —susurro—. ¿Qué ocurre?
Luciano respira hondo para luego pasar sus manos suaves alrededor de las mías para unirnos más en el abrazo. Aún no veo su rostro, ahora mismo tengo mi nariz pegada a su piel.
Y huele delicioso.
—¿Recuerdas cuando cumpliste dieciocho? —pregunta bajo, aun con sus manos encima de las mías—. Me dijiste en este mismo lugar, que me bajara de la nube.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Me apeno en seguida por lo que le dije.
—Sí…
—“Bájate de la nube Luc, no saldrás con ella, es una arpía” —decimos los dos al unísono mientras que él me toma para ponerse de frente a mí.
—No me dejaste ir a la cita.
—Era una falta de respeto —digo haciendo un mohín—. ¡Era el día de mi cumpleaños!
—La cita no era el día de tu cumpleaños…
—¡Pero me enteré ese día! Además, ¿Es momento para refutarme el pasado?
—Lo traigo a coalición porque en ese entonces no me dejabas ni respirar —dice riendo, entonces yo le asomo un puño en el pecho.
—¡Quién te entiende!
Luc tomas mis manos y las baja para apresarme en un abrazo, cerca, muy cerca.
—No me mires así —dice chocando su aliento en mi rostro —. Estoy cobrándome el abrazo y todas las que me hiciste pasar. Creo que debo agradecer a la bruja de Alice por robarte todo el tiempo…
Hago un puchero para expresarle, que eso fue un golpe bajo.
—Es cierto, ha sido un año en el que me he centrado solo en el trabajo. Pero Luc, ¿a qué se debe que me hayas ocultado a tu novia?
De golpe soy soltada por él, para que luego la seriedad se apodere de su rostro. No quería sacar el tema tan rápido, de hecho, creo que con esto acortaré la estadía con, pero necesito saber todo el trasfondo de esta situación de una vez por todas.
—No sé cómo explicarte…
—Una cosa es noviazgo Luc, —interrumpo—. Pero… ¿en serio vas a comprometerte con ella? —vuelvo a atacarle.
—Dafne es una mujer muy especial, cara.
Sus palabras me dejan enmudecida, a tal punto que se me ha ido todo lo que quería seguir preguntando. No hay broma en él, no está tomándome el pelo, sus sentimientos por esa mujer son reales, tanto que voy a terminar enloqueciendo.
¿Cómo voy a llevar todo este asunto? ¿Cómo?
—Entiendo… Verás, Luc, —trato de parecer normal, porque ahora mismo quiero irme de aquí—. No sé qué planes tendrás, pero por la tarde debo atender una llamada de Erick. ¿Qué te parece si seguimos con la entrevista y…?
—¡Cariño, lo sé! ¡Discúlpame! En verdad no estaba paseando, escucha, Alice me pidió una entrevista…
—No quiero saber igual, Melissa, ¡Me importa un carajo tu amigo y todas sus mierdas! Cuando tengas tiempo y sepas con quién estás hablando, entonces hablaremos.
Los tonos de llamada cancelada quedan impregnados en mis oídos, lentamente despego el móvil de mi oreja y me dejo caer en la cama boca abajo, dejando deslizar mi teléfono por mis dedos, para que a la final caiga el piso.
***
—¡Perfecto! —gesticula Alice pasando las páginas, ahora mismo estoy en su oficina—. Sabía que no me decepcionarías. En solo unas semanas estaremos publicando esta preciosura.
Yo asiento con una sonrisa observando la portada modificada.
—Pero tú pareces no estar tan feliz ¿Qué te ocurre?
—¡Oh no, nada!, solo estoy pensativa, hoy llega mi novio y pues… no estamos muy contentos que digamos.
—¡Bah! —dice haciendo un ademán con su mano—. No dejes que un hombre controle tu vida y emociones, linda. Sé feliz tú misma porque sí.
—Lo haré…
—¡Bien! ¡Bien!, entonces, solo revisa la redacción de esta por última vez, y me envías todo —explica dándome las carpetas todas juntas.
Tomo los papeles y salgo de su oficina para ir a la mía y enseguida ponerme a trabajar.
Erick llega hoy por la noche, por lo tanto y a pesar de todo iré a recibirlo en el aeropuerto, aunque él, aún no lo sabe. No volvió a escribirme ni a llamarme pese a que yo traté de comunicarme varias veces con él.
Lo que hice fue realmente una burrada.
Pero el tono de llamada sonando por toda mi oficina me da una leve emoción, puede ser que a pesar de todo Erick quiera solucionar las cosas antes de lo previsto. Cuando veo la pantalla, el número no tiene identificación, sin embargo, me atrevo a contestar, porque mi novio puede estar tomando otro sitio de llamada.
—¿Sí?
—Mell… ¿Cómo estás?
Esa voz. ¡No puede ser!
—Disculpa, ¿con quién hablo?
—¡No lo puedo creer! ¿Ya me olvidaste? ¡Hablas con Dafne!
Esto debe ser una jodida broma…
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ven... a Mí