Ven... a Mí romance Capítulo 9

Melissa.

¿Cómo podía describir mi estado ahora?, ¿Nervios quizás? ¿Emoción?

—¡Mi hermano! —Andrés se levanta al ver a Luc en el comedor acompañado de mi madre, y le dio un abrazo apabullante a mi amigo, a quien se le ha formado una sonrisa al corresponderle el gesto.

—¡Es una bendición tenerte aquí! —ahora es mi padre quien se levanta para saludar.

A mí, de cualquier forma, también me tocará saludar en algún momento, ¡Pero no sé cómo hacerlo!

Para comenzar ya estoy hecha una mierda de nervios, y no quiero que nadie se dé cuenta de mi reacción, en especial mi amigo.

—Llegaste… En el momento justo —logro decir—. Mamá, hizo…

¿Pero qué carajos me pasa? Se me ha olvidado todo lo que iba a decir…

—Wafles… —dice mi hermano frunciendo el ceño ante mi comportamiento.

—Sí, ¡Wafles! ¡¿Los recuerdas?! ¡Son los Wafles de mamá!

Todos me observan como si me estuviese dando una convulsión, o de una película de terror se tratara. Y la verdad es que quisiera darme un puño yo misma ante mi estupidez. ¿Por qué tuve que comportarme de esta manera?

¡Quiero morir de vergüenza!

—Hola, chica —dice Luc con una media sonrisa en su rostro. Por supuesto que quiero matarlo, ¡Se está burlando de mí!

—Hola, Luc… Siéntate.

Un silencio incómodo se instala en el comedor. Todos se sientan tratando de entender qué ha pasado y el porqué de mi comportamiento.

Observo mi plato y también veo mis manos temblorosas, entonces las escondo debajo de la mesa, mientras trato de acompañar mi respiración, y negar un poco ante las cosas que me están sucediendo.

¡Es Luc! ¡Es mi mejor amigo! Necesitas controlarte Mell, ¡por lo que más quieras!

—Me alegra mucho que hayas venido —dice mamá muy cerca de mí, dirigiéndose a Luc, colocando un plato para él y luego sentándose por fin ella.

La sonrisa de Luc se ensancha mostrándole lo mucho que le gustan sus palabras.

—He venido a buscar a Melissa, con el permiso de su reunión familiar tendré que llevármela después del desayuno.

¡¿Qué?!

—¿Y a dónde irán? —pregunta papá muy normal.

—Deberían quedarse, y hacen lo que tengan que hacer aquí en casa—refuta mamá ahora.

—No creas que es para mí una satisfacción soportar a Melissa en una entrevista —responde Luc a mamá, pareciendo que quedarse sería mejor plan para él.

—¿Una entrevista? ¿Cómo te dejaste hacer eso por mi hermana?

—Sabes que ella es bastante fastidiosa cuando quiere —interviene Luc. Sin embargo, en todo este tiempo no ha reparado en mirarme o en dirigirme su palabra directamente.

El grupo sigue hablando, involucrándome por supuesto y riendo ante cualquier comentario burlesco que les provoca, pero en lo que respecta a mí, se me ha ido toda la diversión, y no porque no me sienta a gusto con Luc y mi familia, es más bien porque yo misma no me estoy sintiendo a gusto con lo que está pasándome, ni en como estoy reaccionando a todo este asunto.

Tomo el brazo de Luc, halándolo para llamar su atención, pero él hace caso omiso y disimuladamente dice:

—En cinco minutos salimos, para que te des prisa.

¿Cinco minutos? ¡Yo ni siquiera estoy vestida decentemente!

Me levanto de golpe y me excuso con todos para ir corriendo a mi habitación. No perderé la oportunidad de entrevistar a Luc, así sea en este escenario complicado. No me arriesgaré a otra reprimenda de Alice, y, por otro lado, tampoco perderé la oportunidad de compartir un poco con él.

Me coloco un vestido corto y suelto; calzo unas sandalias bajas, cepillo mi cabello dejándolo mientras me observo en el espejo por largo rato. Quiero estar bonita, ese es mi deseo. Aunque eso este muy mal de mi parte.

Mis rasgos son bastantes parecidos a los de mamá y muy diferentes a los de Sara. Mi hermana por el contrario tiene una melena negra y ondulada, con ojos verdes. Yo en cambio tengo el cabello castaño como mamá y los ojos marrones claros. Soy un poco más baja que Sara, pero ella tiene una complexión más rellena. Al principio de mi adolescencia me acomplejé por ser más menuda y tener los pechos dos tallas menos que ella, pero con el tiempo definitivamente vi que era una tontada estarme comparando con Sara, y que definitivamente, me gustaba como era yo.

Desconecto mi móvil y tomo un bolso solo para llevar lo necesario. Coloco mi laptop dentro de él y me dirijo hacia el comedor, con el corazón desbocado.

—¡Solo faltan 3 semanas! —dice mi madre con la mano en el pecho como si estuviese inundada de emoción.

Entonces yo decido por no aparecer todavía, y escuchar de lo que hablan.

—¡No puedo creer que ya te vayas a echar el lazo! —exclama Andrés riendo—. Yo que te iba a presentar unas amiguitas…

El rostro de Luc sonríe deliberadamente ante el comentario de mi hermano, mientras a mí comienza a incomodarme la situación que se desarrolla en la sala.

—Nos has dado una sorpresa, definitivamente, inclusive pensé que Andrés se comprometería primero que tú —responde papá con orgullo.

OK, están hablando del compromiso de Luc.

—Debes traerla lo más pronto posible, ¡Quiero conocerla!

¡No mamá, por favor!

Necesito entrar ya mismo.

—¡Estoy lista! —Expreso como si acabase de llegar—. ¡Debemos irnos ya, Luc!

Este asiente y se levanta de inmediato despidiéndose de todos con toda la calma posible, yo por el contrario, solo hago un ademán de manos saliendo tan rápido, como si necesitará ir urgente al baño.

Camino tan rápido que llego primero a su auto y le indico que quite el seguro. Entro y cierro de una vez mientras veo como él, camina pacientemente mirándome por el vidrio frontal.

Pero, en estos momentos estoy en una situación bastante compleja. Me parece como si estuviera por primera vez descubriendo las cualidades de mi amigo Luc, como si cada que pasan los días, la vida me estuvieran mostrando de repente, cada detalle de este hombre.

Y esto realmente me está causando terror.

Yo puedo estar clara que este último año me incrusté en el trabajo, que olvidé todo tipo de cosas, que me centré únicamente en tratar de ser la mejor en lo que hacía. Estoy convencida de que me afané por crear una expectativa alta en Alice, dejando atrás amistades, familia y un sin número de detalles que, por alguna extraña razón, ahora mismo están reclamándome.

¿Pero, Luc? Desarrollar sentimientos que no sean de un amor entre amigos, casi hermanos, es otra cosa.

No sé por qué está sucediendo todo esto dentro de mí, no sé por qué de esta manera, y tampoco sé por qué justo ahora.

—¿Hay otra pregunta? —su voz baja, pero persistente, vuelve hacer estragos en mi cuerpo haciendo que mi mente vuelva de golpe al lugar.

Observo mi laptop para leer la siguiente pregunta, entonces una sensación extraña se instala en mi cuerpo.

—Tus padres sin duda alguna fueron la mayor motivación para continuar con la cadena de restaurantes, pero eras muy joven cuando comenzaste… —digo leyendo la pregunta sin mirarlo—. ¿Tuviste algún apoyo moral, que te ayudó a continuar pese a los acontecimientos?

No quiero mirarlo, no quiero ver su reacción. Esta es una parte de su vida que no quería tocar, de hecho, esta lista de preguntas la pasé primero a Alice y ella debió agregar unas cuantas cosas más.

Si es doloroso para mí recordar, no imagino como debe serlo para él.

Carraspeo varias veces negando.

—Está pregunta debió ser agregada. ¡Vamos a obviarla! —digo borrando lentamente del archivo.

—¿Crees que la bruja te dejará en paz, si quitas lo que a ella más le interesa saber?

Lo observo al instante sabiendo que sus palabras son ciertas, como también buscando si con lo que pregunté lo dañaría en algo. Pero su rostro se ve totalmente tranquilo y relajado, de hecho, yo estoy más nerviosa y asustada que él ahora mismo.

—Le dije que cosas personales no, ella debe respetar eso —contesto por fin.

—Lo entiendo y te agradezco por tratar de protegerme —dice sonriendo —. Ya no tengo diecisiete, y aunque me encantaría que me abrazaras como ese día, la muerte de mis padres no me afecta ahora como en esos momentos, cara.

La adrenalina aumenta en mi sistema tan rápido que quiero hablar, saltarle encima y correr al mismo tiempo. Paso los tragos rápidamente para alivianar la tensión y poder dar una respuesta serena para mí misma. ¡Porque de verdad lo necesito!

—Es bueno escuchar eso —digo casi en susurro—. En cuanto al abrazo, te lo pagaré.

Su sonrisa se desliza descaradamente creando una tensión caliente en mi vientre, junto con esa boca, la mía también se abre para corresponder a su gesto.

—¿En qué momento lo harás? —pregunta descarado.

—¿Qué cosa? —devuelvo la pregunta frunciendo el ceño, haciendo como si no entendiera nada del momento.

—El abrazo… No confío mucho cuando hablas en tiempo futuro, así que en cuanto pueda, me lo cobraré yo mismo…

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ven... a Mí