Melissa.
Algunos amigos de Aroa se sumaron al círculo, Dafne había aparecido de vez en cuando y de repente se hizo la media noche cuando mis padres se despidieron preguntando si iría con ellos.
Ammm no, no me fui.
Andrés los acompañó hasta el auto, a pesar de la tensión entre Luc y yo, la estaba pasando muy bien. Luc estuvo por todos los lugares hablando con sus demás amigos, compartiendo un rato en cada grupo, pero no obviaba que Sara parecía estar caminando detrás de su sombra. Me irritaba muchísimo su actitud, y lo que más me irritaba es que él parecía contento en la manera como Sara se le acercaba.
Entonces vacié la copa en mi boca y le di un tirón a Aroa para que se acercara hacia mí.
—Hagamos Karaoke —le susurré mientras ella abría los ojos extasiados.
Salió corriendo alertando a todos, le dio instrucciones al chico de la música y él se puso muy juicioso a conectar lo que hacía falta para comenzar con lo que sea, estaba a punto de pasar.
—¿Qué ocurre, que harán? —preguntó Dafne cerca de mi sorprendida por la bulla que se formó en el círculo.
Luc observa de reojo, pero la plática con sus amigos lo entretuvo de nuevo.
—¡Cantaremos Karaoke! —le digo sonriente, y ella niega riendo.
—¡Está todo listo! —dice Aroa llegando—. ¿Quién comienza?
Nadie en el círculo habla, más bien ríen ante la pregunta de Aroa.
Así que alzo la mano.
—Yo comenzaré
Todos me observan divertidos, pero Andrés se acerca rápidamente frunciendo el ceño.
—Mell… acuérdate que estamos aquí para celebrar el cumpleaños de nuestro hermano. ¡Por favor, dejen sus diferencias para otro día!
—¿Por qué lo dices?, ¡solo es karaoke! —respondo tranquilizándolo.
Camino con Aroa donde está el chico con la música y este asoma la imagen a la pared y luego me da el micrófono. Tomo Aroa con la mano para que no me deje sola y doy el título de la canción al muchacho y la autora, que es una de mis favoritas.
Respiro profundo comprimo mis ojos y decido por dar dos pasos hacia adelante.
—Esta canción es para Luc. ¡Feliz cumpleaños, amigo! —mis palabras pegadas al micrófono y la ausencia de la música hace que todos se giren de golpe y que los ojos de Luc se abran impactados.
La música de entrada comienza, y sé ahora mismo que mi valentía es producto del alcohol, no me siento ebria, pero sé que ya ha hecho que mis nervios se aflojen y que yo pueda hacer algo como lo que estoy haciendo ahora…
La pista comienza y es hora del acto…
¡Ayúdame padre!
♪Ven conmigo
Ven conmigo baby
Ven conmigo
Ven conmigo baby
Es hoy la ocasión
Tengo listo el corazón
¿Vienes tú?
Ya la fiesta comenzó
Bailaremos sin control
Amor llegó, la noche de los dos
Razón de amar y de celebración
Juntos tú y yo
Hasta que ilumine el Sol, escúchame
Solamente tú, acércate a verme
Solamente tú, porque me enloqueces
Solamente tú, no me hagas esperar
Contigo quiero estar
Ser tuya nada más
Solamente tú
Mi gran ilusión es quedarme junto a ti
Solo tú tienes mi corazón
Desde el día en que te vi
Estoy amor
Temblando de emoción
Pasión, calor, no me sentí nunca mejor
Ven hoy, por favor
El destino ya nos unió, escúchame
Cuando comencé nuevamente a cantar el coro, todo el grupo se había unido a mí. La situación se había puesto loca y todos cantaban dando gritos.
La acción fue jodidamente exquisita.
—Quizás vengo porque tú me lo pediste —responde, y una incógnita se forma en mi mente.
—Luc, eso fue solo una canción —le digo nerviosa mientras veo como su boca se moja con su propia lengua.
Reprimo mis ojos y agacho mi cabeza absorbiendo el olor de su propio cuerpo.
¡Dios mío! Es súper difícil estar junto a este hombre sin poder querer tirársele encima.
En un segundo Luc toma mi mentón y lo alza hacia él.
—Mell… será hasta que salga el sol, solo tú y yo…
Mis ojos se abren de inmediato mientras las corrientes nerviosas comienzan a erosionar en mi cuerpo. Una sensación muy diferente a todas las que he sentido en mi vida se instala en mi vientre mientras este se aprieta.
—Luc, yo… hay cosas que quisiera explicar…
Mi amigo coloca su palma en mi boca callándome a lo que quiero tratar de decirle y explicarle. Niega varias veces con la cabeza.
—No más palabras Cara, ¡por favor!
Aunque la adrenalina corre por mi cuerpo y las sensaciones me exigen que lo bese y que corresponda, una leve tristeza me llena el cuerpo al ver que a pesar de todo él sigue pensando mal de mí, su decepción no ha desaparecido.
La vista se me nubla de inmediato y mando todo a la mierda, si no desea escucharme lo respetaré, pero no me negaré a lo que los dos estamos sintiendo, no negaré que ambos pedimos a gritos llenarnos el uno del otro. Porque lo que más deseo en este momento y en todos los momentos, es complementarme con Luc, en el hombre que siempre he amado.
Paso un trago forzado y asiento en respuesta, deslizo las manos por su rostro, mientras me coloco de puntillas para estar más cómoda, sus ojos se cierran al instante de mi tacto y aunque me muero por besarlo doy un pequeño mordisco en su barbilla ocasionando que Luc gruña de deseo y abra los ojos de impacto.
Su mirada está cristalizada mientras ambos respiramos con dificultad, entonces llevo mis manos para sacarme el vestido y mi amigo me detiene.
—No —dice, y una sensación de desánimo me inunda pensando que no quiere continuar. Pero inmediatamente vuelve a unirse a mí de forma ruda y me alza colocando mis piernas en su cintura.
Sus manos se deslizan por mi cuerpo, pegadas extremamente, absorbiendo con su tacto cada rincón de la misma, baja un hombro de mi vestido sin ser delicado mientras muerde mi hombro, sube la parte de los muslos y en este preciso instante por fin llega el tan esperado beso.
Varias cosas caen al suelo cuando Luc me instala en una mesa de escritorio un poco distanciada de la cama, nuestro beso exigente y con nuestros cuerpos unidos hacen que mi cuerpo desfallezca por un momento, su toque es muy ávido de deseo, sus manos son expertas, pero su boca, ¡por Dios bendito que está volviéndome loca!
Su lengua se mueve ágilmente por toda mi boca, y como si no fuera suficiente, no solo nuestros labios se mojan con nuestras ganas, yo estoy convencida de que las ansias son tantas que estamos saboreando cada parte que podamos.
—Yo quitaré tu vestido —murmura despegándose de mí.
Así que da un paso hacia atrás, y me observa.
Yo debo estar hecha una mierda, con el vestido hasta visualizar mi ropa interior y la respiración incontrolable, le observo esperando su acción, entonces Luc inserta sus manos debajo de mi vestido y lentamente lo va sacando de mi cuerpo.
Por una extraña razón no siento vergüenza con él, Luc ha estado desde tanto tiempo en mi vida que a pesar de quedar expuesta no me siento ajena.
Él deja caer el vestido a un lado de sus pies mientras yo decido levantarme de su escritorio para llegar hacia él, en silencio y sin quitarle la mirada saco su camisa e inserto varios besos en su pecho. Pero parece que Luc está impaciente.
De un giro me toma en sus brazos envolviéndome en su cuerpo hasta caer en la amplia cama. Su cuerpo se restriega insistente y a propósito sobre el mío, al mismo tiempo que se quita sus pantalones. Sus labios se unen a los míos de nuevo mientras la ansiedad, los espasmos violentos y los nervios se acrecientan dentro de mí.
Así que pasa.
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