Ven... a Mí romance Capítulo 28

Melissa.

Luc se une a mí, y todas mis emociones estallan en pequeñas partículas, las sensaciones son tan grandes que no las puedo tolerar sin hacer lo que el cuerpo me pide, doy besos rudos a Luc por su cuello mientras de su boca salen sonidos y nuestros cuerpos danzan en sincronía y movimiento.

Mi amigo también besa mi cuello de forma ruda y de la pura sensación pellizco su espalda deslizando mis uñas por toda ella. Las embestidas comienzan a ser rápidas y duras mientras el cuerpo se me tensa. Muerdo su barbilla, cuello y clavícula mientras él desliza sus manos por mi rostro tocándome los labios.

No podré soportar esto por mucho tiempo más, el molino de sensación se va galopando dentro de mi vientre estremeciéndome entera, y aun cuando reprimo mi boca esta se abre para soltar los gemidos que me producen el clímax, mientras Luc comienza a aumentar la acción.

Desliza su mano por mi abdomen apretándolo y luego me abraza fuertemente dejando caer su cuerpo sobre el mío, pronunciando unas palabras que en el momento no logro entender.

Las respiraciones de ambos se escuchan claras en la habitación, el sonido de la música es amortiguado por la puerta cerrada. Mi sudor y el de él están entremezclados ahora mismo y solo nuestros cuerpos entrelazados hablan en este momento.

Luc hunde su cabeza en mi cuello mientras paso mi mano por su cabello dando pequeños masajes. Una sonrisa se me forma en el rostro mientras cierro los ojos complacida. Jamás me había sentido así, definitivamente estaba enamorada de este hombre, y el sexo era mucho mejor cuando había amor.

No podía explicar de forma clara como se habían multiplicado las sensaciones en un mil por ciento, porque aun habiendo terminado nuestro perfecto acto, mi cuerpo aún vibraba.

—No puedo creer que hayamos perdido tanto el tiempo —digo sin pensar—. ¿Por qué no me dijiste que eras tan bueno?

Mi broma, no salió como lo esperaba, sencillamente quería decir estupideces para no tener que enfrentar a la realidad, el silencio de Luc solo me decía que le incomodó mi reacción, pero ¿qué otra cosa podía hacer?

—Estaba frente a tus narices todo el tiempo, cara.

Esa frase me dolió, nuestra situación ahora era una mezcla de éxtasis saciedad y mucha tensión. La alegría iba y venía, la tristeza aparecía de vez en cuando. No sabía muy bien en qué punto nos colocaba ahora que compartimos algo tan íntimo como esto, ahora mismo no sabía nada respecto a nosotros.

Mi preocupación aumentaba con su silencio, así que después de unos minutos decidí por levantarme, él no dejaba de estar abrazado a mi cuerpo y aun cuando quería estar así toda la noche, no quería hacerme ilusiones.

Me removí un poco y Luc se levantó enseguida mientras detallé de forma muy evidente su anatomía, y cuando ya iba a decirle algo respecto a lo sucedido, los toques de la puerta eliminaron la intención.

Nos miramos de nuevo en silencio mientras los toques se volvían más insistentes.

—Luc, ¿estás aquí? —era Sara detrás de la puerta, insistente y rodando la manilla para ver si podía abrir.

La rabia me golpeó duramente al ver que ella había pasado a un nivel diferente, reconocía que tenía celos de la cercanía de Sara para con Luc, quería hacerle muchas preguntas a él sobre ello, pero mi posición no me lo permitía.

—¡Luc! —volvió a llamar insistentemente, entonces sorprendiéndome una vez más mi amigo se giró hacia a mí acercando mi cuerpo hacia él, colocándome encima de sus piernas para comenzar a besarme de nuevo.

La voz de Sara se fue disolviendo a medida que el beso se hizo más intenso, para mí era imposible no querer moverme encima de él. Su forma de besar era muy diferente a la de hace un rato atrás, esta era más tranquila, pero con la misma intensidad, más precisa.

Su forma aplastante de ser era demoledora, yo misma decidí conectar nuevamente nuestros cuerpos cuando ya no pude resistir la desesperación y lo excitado que dominaba mi cuerpo, en esa posición y de forma muy lenta volvimos a iniciar el acto, con tanto de deseo que el aliento me faltaba cada vez más.

La mirada de Luc era lo que me jodía más la existencia, me volvía loca.

No sé cuántas veces hicimos el amor esta noche, no sé cuántas palabras inentendibles pronunció hacia mí, y mi intensión también era decirle miles de cosas, entre esas que lo amaba con locura.

Pero a pesar de eso, las palabras sobraban entre nosotros, no fueron necesarias, y estaban de más. Aunque la felicidad se me quería salir del pecho, de vez en cuando una opresión me alteraba, porque no sabía a ciencia cierta en que pararía esto o si definitivamente, este sería solo un encuentro entre Luc y yo.

Él me tenía abrazada, no se había despegado de mí en toda la noche, y yo tampoco había hecho el intento por separarme. Me removí un poco, tomé el mismo reloj que le regalé de cumpleaños y vi que eran las cuatro de la mañana.

No sabía que había hecho Andrés ni ninguno de los invitados, las risillas se me escapaban ante el alboroto que esta situación iba a causar, solo que ahora no me importaba nada más. Solo este momento.

Observé su rostro, él estaba dormido con la cabeza sobre mi pecho y parte de sus piernas envueltas en las mías, estábamos desnudos con una manta encima, las ventanas habían quedado abiertas y el frío ya se había impregnado en el cuarto.

No quería dormirme, quería mantener su bella imagen por todo el tiempo que pudiera, necesitaba de este momento para vivir feliz cuando ya no tuviera a Luc cerca de mí, este sería mi recuerdo favorito y de este, viviría mucho tiempo.

***

La luz en mis ojos insistentemente y una sensación extraña me hicieron despertar. Un picor, como si estuviese lastimada en mi intimidad me hizo estremecer al estirar mi cuerpo mallugado, giré hacia varios lados de la cama y solo yo estaba en ella. Los nervios golpearon mi pecho al instante, así que me levanté de golpe hasta que me frené frente al espejo.

¡Por Dios Santísimo!

¡Mi cuello estaba lleno de moretones!

No, no, no.

Me estremecí de inmediato sintiendo un deseo irrefrenable dentro de mí, aun cuando no sé cómo rayos estuvimos haciendo el amor toda la noche, ahora mismo viendo estas marcas, sentía unas enormes ganas por volver a estar con… ¿Mi amigo? ¿Debía llamarlo así ahora?

Reí mentalmente.

El sonido de la puerta de baño me hizo trastabillar, colocando las palmas en la cama para no dar de botes, Luc salió de él recién bañado y con una toalla tapando, pues sus partes. Que a la verdad ¿para qué se tapaba?, ósea ya lo había visto todo ¿no?

—Hola, buenos días —dije tratando de parecer normal.

Luc negó varias veces sonriendo.

—Buenos días, cara, estas desnuda —dijo señalando.

Miré hacia abajo observando mi cuerpo, y sí lo estaba.

—¿Qué crees que pasará cuando salgamos? —pregunto estando lista mientras él se coloca el reloj que le regalé muy tranquilo.

—¿Por qué deben decir algo? ¿Crees qué le debes explicaciones a alguien? —pregunta serio.

Ok, ok, tranquilo.

—Bien, entonces, pediré un taxi en cuanto este abajo.

Luc suelta el aire mientras asienta y por fin abre la puerta.

Camino indecisa, queriendo volver y decirle a Luc que esto significó mucho para mí, que lo amo con todo mi corazón y que quiero una oportunidad con él, pero su paso apresurado saliendo y distanciándose de mí, arruina mi intención.

Bajamos las escaleras observando el desorden de la casa. Olivia está recogiendo algunas cosas, pero Luc la detiene de inmediato.

—No, deja esto así, llamaré a alguien para que venga a limpiar.

—¿Quieren desayunar? —pregunta Olivia en tono serio hacia nosotros.

Entonces decido que ha sido suficiente por ahora.

—No, Olivia, no te preocupes por mí —respondo terminando de bajar—. Disculpa que te pregunte esto… pero ¿sabes si mi hermano se fue anoche?

Ella observa a Luc un poco nerviosa, mientras titubea varias veces…

Algo está muy raro y cierto miedo se incrusta en mi pecho.

—Responde Olivia —le pide Luc al ver su duda.

Entonces ella agacha su cabeza, y niega varias veces.

—Andrés está aquí señor…

—¿Dónde? —pregunta Luc agitado.

Aunque lo estoy pensando niego varias veces en mi mente, mientras suplico que Andrés no haya ido al extremo. Que por favor no haya hecho lo que estoy pensando.

Rápidamente y sin respuesta de Olivia, Luc sube las escaleras agitado y sin pensarlo le persigo.

Pasamos por el pasillo hasta llegar a la habitación de Aroa. La puerta no estaba con pestillo, así que solo girando el pomo abrió y para la mala suerte y terminar de complicar las cosas, Andrés y Aroa estaban en la cama. Durmiendo plácidamente.

—¡Andrés! —Gritó Luc estremeciendo mi cuerpo—. ¡Te mataré!

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