Ven... a Mí romance Capítulo 32

Melissa.

La universidad de Cambridge está a reventar, muchos reporteros y estudiantes se conglomeraban en el auditorio principal donde el escritor Dominic Black se presentará en unos minutos, no he parado de caminar y de hacer tareas que Jeremy me dispuso desde el momento que llegué al auditorio. Ahora mismo tengo un pase que cuelga por mi cuello que les dice a todos, que puedo danzar libremente por todo el lugar.

Jeremy tenía razón, no lo vería casi nunca, y así había sido, me presentó un montón de gente que al cabo de una hora parecían mi familia, todos trabajamos para que se dieran muy bien las cosas y la verdad tenía los nervios de punta cuando estuviera al frente de uno de los autores más famosos del reino unido.

La convención comenzó unos minutos más tardes mientras muchos peleaban por obtener un puesto, nuestro escritor favorito comenzó su discurso y miles de flashes comenzaron a inundar el lugar.

Estaba embelesada por todas las palabras que el hombre decía, parecía que vivió unas doce vidas por su forma de hablar y definitivamente me había distraído de todo lo que debía hacer para mantener un orden.

—¿Qué haces aún aquí? —la voz me pegó un susto increíble.

Giré y quedé de frente con Jeremy quien tenía el signo de interrogación en la cara.

—¡Oh mierda! Ammm lo siento, no quise decir eso —tapé mi boca.

—Melissa, Dominic saldrá en unos minutos por la otra entrada y no puedes hacerle perder el tiempo, estarás con el diez minutos y si tienes suerte responderá a algunas cosas…. Por favor, haz como si fuera una charla normal. Ahora ¡vete ya!

—Sí señor, ya me estoy yendo —dije mientras me apresuraba a ir a lugar donde recibiría al escritor.

Los aplausos inundaron el lugar entonces como dijo Jeremy, Dominic comenzó a salir y yo le ofrecí una botella de agua mineral.

El hombre la recibió mientras asintió y comenzó a caminar muy rápido. Y mis piernas no eran tan largas.

Podía adularlo todo lo que quisiese, pero sabía que no me daría resultado, entonces…

—¿No se ha cansado alguna vez de una obra? —Digo agitada mientras él gira de repente hacia mí bajando el ritmo de su paso, entonces aprovecho para seguir—. Quiero decir, comenzó muy animado y en mitad de la historia sintió que no quería seguirla, aun y cuando las personas tuvieran mucha expectativa.

Dominic rio irónicamente mientras esperó que me pusiera a su lado.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó.

—Melissa River —extendí la mano—. Lo acompañaré unos minutos mientras su asistente viene por usted. Le busqué un cubículo muy cómodo, allí nadie lo molestará.

Él asintió muy contento y se dejó llevar por mí. Una vez estuvimos en la sala donde reposaría, me senté sin hacer ninguna otra pregunta y enviándole una sonrisa.

—Me pasó muchas veces, y es lo peor que te puede pasar como escritor.

—Lo imagino —respondí cautelosa.

—No tienes idea— dijo como recordando algo—. Una de mis historias más vendidas me hizo sufrir hasta más no poder.

Reí.

—Nunca me lo hubiese imaginado, ¿Oscuridad? —pregunté.

—Así es. Ella me sacó canas, estas mismas que tengo en la sien.

Reí otro poco.

—Es una de las mejores que he leído. Aunque partió mi corazón en mil pedazos.

—El mío se partió primero —dijo—. Sin embargo, quedé en blanco cuando iba en mitad de la historia, por supuesto tenía la estructura completa, pero cuando iba a escribir nada salía de mí. En muchos momentos sentí que debía abandonar, no quería salir con algo básico.

—¿Y qué pasó? —pregunté más para mí, que para el trabajo que ahora mismo estaba haciendo con él. Estas preguntas de cierta forma eran claves para la editorial.

—Entonces, me alejé un tiempo, compartí más con mi entorno y me dije a mi mismo, si esto no está haciéndome feliz no tiene sentido. Y escribía solo cuando sentía la necesidad de hacerlo, aunque había mucha presión.

—A veces es necesario… alejarse un poco —dije casi en susurro.

—Necesario y en muchos casos, casi como un salvavidas para sobrevivir.

Los toques en la puerta alertaron al hombre quien se levantó nada más su asistente llegó, hizo un ademán con la mano y yo asentí con una sonrisa.

Pero sus palabras dejaron un hueco profundo en mi corazón, a pesar de que estaba llevando mi vida, estaba trabajando en la editorial de mis sueños, seguía un poco vacía. Esta sensación era muy parecida a una frase triste que leí una vez que expresaba; todo el día hago cosas para llenarme, pero al cerrar mis ojos entiendo que lo que he hecho, es vaciarme más.

Era una escritora que estaba comenzando, y no recordaba su nombre.

Tomé el aire suficiente y me fui del lugar, necesitaba entregarle algunas cosas a Jeremy y relativamente debía esclavizarme a plasmar todo lo que había hablado con Dominic para darle el toque especial, y así, presentárselo a mi jefe.

Salí, coloqué mis cosas y le di una leve explicación al señor William de lo que iba a hacer, su sonrisa amplia me dejaba claro que estaba contento con los resultados y eso fue suficiente para mí.

Cuando ya iba de salida, sentí que el cuerpo se me calentaba cuando vi a Alice Sutton frente a mí, mirándome de arriba abajo.

—¿Melissa? —Preguntó casi para ella.

Luc niega varias veces y me entrega el iPad.

—Creo que un mes será poco —dice contento y tomando su celular—. Perdone —levanta la mano en mi dirección.

—Elisa —responde por el auricular—. Perfecto, muchas gracias, no olvides de reservar buenos lugares… eso es una gran noticia… muchas gracias, Elisa, hablaré con usted al final de la tarde.

Después que cuelga la llamada mi mira fijamente.

—Tenemos buenos lugares. Durante el receso que será al menos de dos horas, preciso cuando todos hablan, comen y beben, allí será nuestro tiempo de acción.

—Perfecto —digo levantándome del puesto tomando algunas de mis cosas para salir de la oficina.

Justo cuando tomo el pomo la voz de mi jefe llama mi atención.

—¿Oye?, ¿necesitas que te busque? —aunque la pregunta fue directa, cuando giro hacia él, parece que está entretenido en su celular.

—No es necesario, solo me envías la dirección…

—Vale —dice sonriendo un poco apenado—. Entonces nos vemos mañana, a las siete.

—Trataré de estar antes —después de mis palabras, Jeremy asiente satisfecho. Cierro la puerta y me voy directo a mi hermoso cubículo a trabajar.

Ha sido una semana de locos, después de la convención de escritura, no he parado de escribir sobre dicho evento, pero la cara de Jeremy me ha pagado todo el esfuerzo que hice todo este tiempo.

Por otra parte, estaban mis papás, a simple vista ellos parecían tranquilos, de hecho, nuestra casa estaba en completa paz, a excepción del asunto de Andrés. Aunque su junta con Bruno no cesaba cuando este se encontraba en la ciudad, estaba segura de que Luc lo tenía entre ojos. Y podía jurar que mi hermano estaba más que enredado con Aroa, ya que por las noches cuando se encontraba en casa, él siempre salía al jardín a contestar una llamada que hacía a la misma hora.

Al principio dudé que fuera ella, pero luego de husmear un rato, supe que estaba hablando con Aroa, porque la llamó más de dos veces por su nombre.

Esperaba que esto no trajera problemas a nuestra unión de siempre.

Aunque… ¿De qué unión estaba hablando? Primero, Sara estaba a mil años de distancia, que ni siquiera por mis padres se preocupaba; y… por supuesto mi tema con Luc.

Luc…

Solté el aire y recosté mi cuello a la silla.

Podía tener un día normal, pero cuando ese nombre aparecía en mi mente, un desasosiego, junto con el malestar en mi panza me colocaba inestable en el instante. Lo extrañaba muchísimo. Deseaba volver a nuestros momentos donde no pensaba en él como hombre, ni como lo hago ahora, sino como mi alma gemela a quien le podía decir todo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ven... a Mí